Jueves 7 de diciembre, a partir de las 22:30 horas, en Televisión Canaria
Este jueves 7 de diciembre, el programa ‘Punto de partida’ (22:30h) emite un reportaje sobre el incremento de las alergias e intolerancias alimentarias en la actualidad. Según la Organización Mundial de la Salud, alrededor del 30% de la población mundial padece algún tipo de alergia, un porcentaje que, según el mismo organismo, habrá aumentado hasta el 50% en el año 2050.
Las alergias y las intolerancias alimentarias son anomalías de la respuesta del sistema inmunitario frente a elementos del entorno que, en condiciones normales, no suponen ninguna amenaza, como es el caso del polen, los ácaros o las proteínas de la lece de vaca. Sin embargo, en las personas alérgicas, su sistema inmunitario reacciona intensamente contra ellas segregando sustancias que producen los síntomas. Estos pueden ser respiratorios, como la rinitis o el asma, digestivos, por ejemplo los cólicos, o cutáneos, como la urticaria o los eccemas. La gravedad de los mismos también es variable, desde aquellos que entrañan un picor o dolor lelvadero, hasta los que requieran ingreso hospitalario e incluso riesgo de anafilaxia.
No solemos pensar que son enfermedades peligrosas, pero pueden condicionarnos la vida por completo e incluso causarnos la muerte. Por eso, la Organización Mundial de la Salud las considera la pandemia del siglo XXI.
Canarias está a la cabeza de las comunidades con más afectados por alergias e intolerancias alimentarias. Las más comunes son el huevo, la leche y el glúten. En el episodio de esta semana, ‘Punto de partida’ acompaña a varias personas que sufren diferentes tipos de alergias y conoceremos, a través de su testimonio y experiencia, cómo es su día a día.
Didac es un joven canario que sufre alergia a los ácaros, unos insectos imperceptibles a simple vista que se refugian en sábanas, cortinas, alfombras y ropa.
Vicky padece mastocitosis, un trastorno poco frecuente que la hace intolerante a múltiples alimentos y a casi cualquier producto de higiene personal. Debido a esto, no puede hacer una vida normal y su vida social está muy limitada: “no puedo ir a cines, restaurantes, centros comerciales o museos. Tengo que vivir como en una burbuja -declara-, estoy preparada para morir en cualquier momento”.