El encuentro en el que ambos equipos fueron incapaces de marcar un gol finalizó con un empate
El Tenerife y el Leganés solo pudieron llegar a un empate sin goles este sábado en un soporífero y monótono encuentro en el que ambos equipos fueron incapaces de crear una sola ocasión lo suficientemente clara como marcar un gol.
La condición o vitola de cualquier líder siempre impone determinada aprensión a cualquier rival, y en esta ocasión la capital tinerfeña también fue testigo de cómo el Leganés intimidaba a un equipo local preocupado principalmente en controlar el balón y no en asediar o aproximarse a la portería defendida por Diego Conde.
Pero este último propósito de los insulares de intimidar el marco visitante no le iba a resultar una tarea sencilla ante un rival caracterizado precisamente por poseer una sólida retaguardia, con un reducido número de goles encajados, tratando además de imponer su criterio, que no fue otro que el de exasperar a los tinerfeños.
Un partido sin espectáculo
Con este anodino espectáculo transcurrió la totalidad de los minutos de este primer periodo, sin la más mínima amenaza para los guardametas, concluyendo así una tediosa y soporífera primera parte,
para reanudarse poco después el juego con un planteamiento con algo más de ambición, sobre todo por parte de la hueste madrileño.
Esta decisión visitante incentivó a los tinerfeños que, poco a poco, se emplearon con mucho más aplomo, pero sin disparar a puerta, aunque los leganense tampoco lo hicieron, con la excepción de un disparo lejano de Djouahra (m.75) que Soriano envió córner. Cinco minutos más tarde, el propio atacante dispuso de una buena ocasión, pero esta vez cabeceó (m.81) a las manos del meta un centro de Franqueza desde la izquierda, concluyendo casi que así toda posibilidad de deshacer un empate inicial que resultó lo más equitativo para uno y otro contendiente.