El proyecto IVRIPARC aborda el impacto del cambio climático sobre el patrimonio geológico de los cuatro parques naturales de Canarias
La ausencia de precipitaciones de lluvia y nieve así como las pisadas humanas en zonas de tránsito, afectan al patrimonio geológico del Parque Nacional del Teide, según resultados preliminares de una investigación en la que participa el Museo de Arqueología y Naturaleza del Cabildo de Tenerife.
Se trata del proyecto IVRIPARC, que desde 2022 aborda el estudio del impacto del cambio climático sobre el patrimonio geológico de los cuatro parques nacionales de Canarias. El Parque Nacional del Teide (Tenerife), Garajonay (Gomera), la Caldera de Taburiente (La Palma) y Timanfaya (Lanzarote).
Encabeza la investigación el Instituto Geológico y Minero de España (IGME-CSIC), y forman parte de ella la Universidad de La Laguna, el Instituto de Oceanografía y Cambio Global de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, la Universidad Complutense de Madrid, la Universidad Rey Juan Carlos, la Universidad Nacional a Distancia (UNED), además del Museo de Arqueología y Naturaleza del Cabildo de Tenerife.
Degradación de formas «periglaciares»
Los primeros resultados sobre el estado del patrimonio geológico del Teide, presentados en el XI Congreso Geológico de España este julio, indican que la escasez de lluvias y nevadas hace peligrar algunos lugares de interés geológico del Parque, como ocurre con la degradación de las formas ‘periglaciares’ que producen las heladas entre El Portillo e Izaña.
“Para mantener esas estructuras, se necesita que de vez en cuando nieve y que ésta cuaje, es decir, que forme hielo bajo su cubierta. Monitorizamos la zona para ver la degradación de estas formas ante la ausencia de precipitaciones. Lo importante es registrarlas y crear un archivo digital para estudios científicos y de uso y gestión del Parque”, explica la conservadora de Geología y Paleontología del MUNA, Esther Martín-González.
Martín-González relata cómo también se está analizando la procedencia de las aguas de los manantiales del Parque, especialmente los que se encuentran en la pared sureste de Las Cañadas: “Ha disminuido muchísimo el caudal en esos manantiales, e incluso algunos de ellos no están operativos al no haber lluvias”.
Resalta que otra afección que sufre este espacio de la geografía tinerfeña está en las pisadas humanas de las Minas de San José, una las zonas más concurridas del Parque, que provocan la compactación del suelo y empeoran su infiltración en caso de lluvia y nieve.
Consecuencias de la ausencia de precipitaciones
La investigadora explica que la afección de los parques occidentales vendrá dada por la escasez de precipitaciones, porque incluso donde hay una “selva” que parece que nunca “se seca”, en alusión al Parque gomero, “ha disminuido muchísimo el caudal de los acuíferos”. Y este hecho influirá en su propia biodiversidad.
En el caso de Timanfaya la incidencia mayor es la del fuerte oleaje, procesos de tormentas que se incrementarán con el calentamiento de las aguas oceánicas.
El proyecto IVRIPARC culminará a finales de 2024, pero sus 18 investigadores precisarán de algún tiempo más para terminar el análisis del impacto del cambio climático en todos los parques.
Previo a la monitorización de los Parques canarios, el equipo realizó un inventario de lugares de interés geológico – con yacimientos de interés paleontológico- que se ha entregado a las administraciones públicas para su posible declaración bajo figuras de protección establecidas por la legislación de espacios naturales.
De la tierra al mar: fósiles marinos para descubrir los efectos del cambio climático
En los últimos días, la conservadora paleontológica del MUNA participa en una campaña que busca estudiar depósitos fosilíferos en Cabo Verde para profundizar en su historia evolutiva y los efectos del cambio climático sobre la paleobiodiversidad.
Explica que este proyecto, con participantes de diferentes centros de investigación internacionales, estudia fósiles recientes y antiguos que pueden aportar conocimiento sobre aquello que puede ocurrir en unos años con el calentamiento global del planeta.
“Estas yacimientos en estudio nos ayudan a saber hasta dónde llegó el nivel del mar hace 120.000 años, un periodo en el que nos fijamos mucho por presentar características similares a la actualidad, aunque esta sea hoy más acentuada y acelerada”, aclara.
Entre las especies a estudio, destacan los moluscos marinos, tanto gasterópodos como bivalvos, además de corales y algas calcáreas, como las que se encuentran actualmente en las playas de la costa norte de Fuerteventura, en el municipio de La Oliva.
Los yacimientos en los que se encuentran estos fósiles también se encuentran en Canarias, sobre todo en Lanzarote y Fuerteventura, en Gran Canaria, y en menor medida en Tenerife, con las mismas características que presentan en Cabo Verde.