El acusado ha afirmado que «no sabe lo que pasó» y que no quería matar a su tía. El asesinato ocurrió en marzo de 2023 en Las Palmas de Gran Canaria
El acusado que cuidaba a su tía de 84 años, a la que mató el 20 de marzo de 2023 de tres puñaladas en la casa en la que vivía, en el barrio de Pedro Hidalgo de Las Palmas de Gran Canaria, ha dicho este lunes ante la Audiencia de Las Palmas que no sabe qué le pasó y que no quería acabar con su vida.
«No se lo que pasó, pero hice lo que hice, me sentía frustrado e impotente y me culpaba de no cuidar bien a mi tía», aseguró el acusado. Además añadió al jurado que la quería como a una madre, porque se había criado con ella y su marido desde los 5 años. El acusado se enfrenta a un delito de asesinato.
Le apuñaló con el cuchillo del desayuno
Ha relatado que con el cuchillo que había utilizado para prepararle el desayuno la apuñaló: «Cuando me di cuenta de lo que hice quería morirme y me corté las muñecas y tomé pastillas».
Ese día, según ha precisado, llegó pasadas las 07.30 horas a la casa de su tía, quien «se quejaba más de lo normal de que le dolía la cadera», la aseó y la llevó hasta el salón. Le dio el desayuno y las pastillas, con la esperanza de que le calmara el dolor. Sin embargo desde la cocina la escuchaba quejarse y aseguró que «no sabía qué más hacer para cuidarla mejor«.
Ha explicado al Jurado que no recuerda las puñaladas que le dio. Después de cortarse las muñecas y tomarse las pastillas escuchó entrar a la cuidadora que iba una vez por semana, a la que dijo «lo siento». Al acusado lo trasladaron al hospital y allí intentó de nuevo quitar un arma a un policía para suicidarse.
Llevaba tiempo cuidándola
Así mismo, ha indicado que ese fin de semana había estado al cuidado de su tía, quien a principios de 2023 se había fracturado la cadera. Se encargaba de su aseo, de que hiciera ejercicios e incluso se quedaba en su casa por las noches, pues ella, asegura, le «salvó la vida de pequeño«.
«Todos los días me martirizo y pregunto qué fue lo que me pasó, pues no tenía ningún motivo para matar a mi madre, prefería matarme yo«, ha asegurado el procesado entre llantos.
El procesado padecía del síndrome del cuidador
La fiscal Cecilia Acebal ha expuesto al jurado que solicita para el acusado, que cuando cometió los hechos tenía 57 años, una condena de 15 años de prisión, la mínima por el delito de asesinato. También lo pide la acusación particular que ejerce la familia de la fallecida, por considerar que el procesado padecía un síndrome ansioso depresivo crónico y el «síndrome del cuidador». Aseguran que tenía problemas para controlar sus impulsos, por lo que tenía levemente afectada su voluntad.
El acusado no puede quedar eximido de la responsabilidad de la muerte de Carmen Correa, ha señalado el abogado de la acusación, Alfonso Dávila, pese a que tenía su voluntad afectada de forma leve, pues ese mismo día en la exploración psiquiátrica que se le practicó se concluyó «que no tenía pérdida del contacto con la realidad ni deterioro psíquico».
La abogada del acusado, Mónica Sánchez, sin embargo, entiende que su cliente sufrió una obcecación y no pudo controlar sus impulsos. Pide que se le aplique también la atenuante por obcecación y que se le imponga una condena de 13 años de prisión.
El juicio continúa este martes
Según la abogada del acusado, la única cuestión que se debate en este juicio, en el que los hechos están claros, es saber si su defendido «actuó bajo un impulso que no pudo controlar«.
En la primera jornada, declararon los policías que intervinieron en la detención del acusado y que estuvieron en la casa de la fallecida.
El juicio continuará este martes con la declaración de los testigos y de los peritos.