En las islas que se mantienen en los niveles 1 y 2 de alerta se puede consumir dentro, pero con aforos limitados. Para limitar los riesgos y garantizar los rastreos, Sanidad exige un control de los clientes.
En esta transición hacia la normalidad, hay sectores, como el de la restauración y la hostelería, que encuentran nuevas dificultades para conciliar las nuevas restricciones con su actividad diaria.
Especialmente, en las islas que se encuentran en nivel 3 y que no tienen la opción de ampliar en terrazas.
En el caso de territorios en niveles inferiores, las nuevas medidas sobre el registro de datos de los clientes también supone un freno a la actividad diaria. Y es que la obligatoriedad de llevar un control individualizado de los datos personales de cada cliente, con el fin de facilitar la labor de los rastreadores en caso de contagio o brote, entraña dificultades y genera dudas entre los trabajadores.