Una imagen del telescopio James Webb calcula la trayectoria de un asteroide y alerta a los astrónomos sobre un posible choque con la Luna
El asteroide 2024 YR4 ha vuelto a ser noticia. El asteroide, que fue una potencial amenaza para la Tierra, ahora centra su rumbo en la Luna. Gracias a una última observación del telescopio James Webb, realizada en mayo de 2025, los astrónomos recalcularon su trayectoria. La probabilidad de impacto con la Luna subió del 3,8 % al 4,3%.

Este ligero aumento estadístico ha capturado el interés de la comunidad científica. No por el riesgo físico, sino por lo que representa: una ocasión rara para estudiar de cerca un posible choque lunar con una certeza poco común.
Una oportunidad antes de desaparecer
El ajuste orbital se logró justo a tiempo. El objeto estaba a punto de desvanecerse de la vista de los telescopios.
La imagen decisiva se obtuvo con la cámara de infrarrojo cercano del telescopio Webb, gracias al equipo liderado por el Dr. Andy Rivkin del Laboratorio de Física Aplicada Johns Hopkins.
Con ese único dato, los investigadores del Centro de Estudios de Objetos Cercanos a la Tierra (CNEOS), en el Laboratorio de Propulsión a Chorro (JPL) de la NASA, lograron una recalibración inédita de la órbita del asteroide.
El nuevo modelo indica que el 2024 YR4 se acercará peligrosamente a la Luna el 22 de diciembre de 2032. Aunque el riesgo sigue siendo bajo, la trayectoria se ha estrechado de forma significativa desde abril a junio de 2025. El trabajo del Webb ha reducido la nube de posiciones probables del asteroide a un margen mucho más concreto.
La Tierra, ubicada dentro del anillo que describe la órbita lunar, no corre peligro alguno con esta aproximación.
Sin amenaza real para la Luna
Para muchos, un impacto podría evocar imágenes de catástrofe espacial. Sin embargo, los científicos insisten: incluso si el choque ocurre, la estabilidad de la Luna no se verá afectada.
El 2024 YR4 no tiene ni el tamaño ni la masa para causar alteraciones relevantes. Solo dejaría un cráter más en el rostro ya marcado de nuestro satélite.
El temor inicial de una colisión con la Tierra fue descartado hace tiempo. Ahora, toda la atención se centra en la Luna como posible escenario del evento.
El asteroide está actualmente demasiado lejos para ser observado. Pero se espera que vuelva a acercarse en 2028. Ese nuevo paso permitirá a los astrónomos recopilar más información y posiblemente descartar o confirmar de forma definitiva el riesgo de impacto.
