Staffan de Mistura se enfrenta a las posiciones encontradas de Rabat y el Polisario además de a la crisis diplomática de España con Marruecos por la negativa española de reconocer como marroquí el Sáhara Occidental
El Gobierno ha celebrado el nombramiento de Staffan de Mistura como nuevo enviado de la ONU para el Sáhara Occidental, casi dos años y medio después de que el puesto quedara vacante. Le ha ofrecido su respaldo en la misión de intentar facilitar un acuerdo entre Marruecos y el Frente Polisario.
En un comunicado del Ministerio de Asuntos Exteriores, el Gobierno ha felicitado a De Mistura por su nombramiento como enviado personal del secretario general de la ONU, Antonio Guterres, para el Sáhara Occidental, que se hizo oficial este miércoles después de que las partes dieran su visto bueno.
Crisis diplomática con Marruecos
«España apoya el papel central de Naciones Unidas». Lo hace han dicho «en la búsqueda de una solución conforme a los principios de la Carta de Naciones Unidas». Repite así la postura que ha venido defendiendo en los últimos meses durante la crisis diplomática con Marruecos, motivada entre otras cosas por la negativa de España a reconocer como marroquí el Sáhara Occidental.
El Ejecutivo ha ofrecido su «pleno apoyo» al nuevo enviado de la ONU. Asegura hacerlo «para favorecer el entendimiento entre las partes y la estabilidad en la región».
De Mistura, un italo-sueco que cuenta en su currículum con haber sido enviado especial para Siria, Afganistán e Irak. Toma el relevo del expresidente alemán Horst Koehler. Con él el proceso político vivió «un nuevo impulso», como recordó al anunciar su nombramiento la oficina de Guterres.
El nuevo enviado para el Sáhara Occidental está llamado a trabajar «con todos los interlocutores relevantes», subrayó en un comunicado. Lo hizo en referencia no solo a las partes en conflicto, sino también a «países vecinos y otros actores».
Situación en el terreno
De Mistura asume el cargo sin que las partes se hayan movido un ápice de sus respectivas posiciones. Mientras que Rabat solo contempla una autonomía limitada, el Polisario insiste en su defensa de la autodeterminación de la antigua colonia española.
Las tensiones políticas han aumentado también a raíz de que en diciembre de 2020 el Gobierno de Estados Unidos, bajo la batuta de Donald Trump, reconociese la soberanía marroquí sobre el Sáhara marroquí. Un mes antes, se registraron incidentes graves en el paso de Guerguerat, fronterizo con Mauritania y desalojado por las fuerzas marroquíes tras un bloqueo de activistas.
Además, también está por ver cómo puede afectar a un posible proceso de diálogo el pulso que libran Marruecos y Argelia, que rompieron en agosto de este año relaciones diplomáticas por decisión de este último. Argelia, aliado histórico del Polisario, alberga los campamentos de refugiados saharauis.