La ceniza palmera, gracias a Carlos y Marcos, sale al exterior contenida en pequeños botes cuyo beneficio va a parar a las arcas públicas
Carlos es informático y junto a Marcos han puesto en marcha una empresa de aplicaciones móviles. El volcán les despertó el deseo de ayudar en lo posible y la idea les cayó del cielo, ceniza palmera.
Ellos han creado «Un Fisco de La Palma«. Con una web envían por el planeta, en pequeños botes, los restos más finos de la erupción.
Un trocito de la tierra más joven de España. Tras cubrir gastos, por cada frasco llegan 5 euros a las arcas públicas. No hay lucro personal en esta iniciativa. Ni el Cabildo de La Palma, Correos o Aduanas les han puesto pegas. Tampoco la normativa actual.
Ya hay ceniza palmera en Madrid, Valencia o Cáceres. Una manera de ayudar a la isla y la forma en la que estas partículas, sin dejar de volar, construyen y no destruyen.