El dúo británico inundó el Gran Canaria Arena de electropop en una noche en la que se despidieron de Europa hasta 2023. En septiembre, continuarán su gira en Norteamérica
El dúo británico Pet Shop Boys inundó de electropop el Gran Canaria Arena este sábado al ritmo de sus grandes clásicos, versionados y propios. Ataviados de un vestuario extraterreste, como recién aterrizados de un planeta futuro comenzaron al ritmo de ‘Suburbia’, ‘Can You Forgive Her’ y ‘Opportunities’.
La segunda cita en Canarias de la gira ‘Dreamland’, tras su paso por el Puerto de la Cruz (Tenerife), siguió a buen ritmo. Neil Tennant y Chris Lowe hicieron gala de un vestuario futurista y psicodélico que se sumaba al dinámico y colorido juego de luces que trasladaba al espectador a un viaje hacia el espacio y las galaxias.
Así, Pet Shop Boys sumergió al público grancanario allí donde las calles no tienen nombre (‘Where the Streets Have No Name’), la versión del éxito de U2 a la que añaden trozos de ‘Cant Take My Eyes’, de Frankie Valli, que mantuvo los ojos de los espectadores puestos en ambos artistas, pero sin poder contener los pies quietos.
Última cita europea hasta 2023
Se trataba de la última cita europea de Pet Shop Boys hasta junio de 2023. Sin embargo, a partir del próximo septiembre regresarán a los escenarios con la parte norteamericana de la gira.
Tras los primeros temas llegó, una detrás de otra y sin apenas mediar palabra, ‘Rent’, ‘Don’t Know What You Want’ y ‘So Hard’.
El vigor y la fuerza de ‘Left To My Own Devices’ sorprendió al pabellón, en parte gracias a la potencia de la banda que en ese momento comenzó a acompañar al dúo británico.
Neil Tennant se dirigió a un público, completamente entregado, para preguntar en casi perfecto español: «¿Hay una discoteca aquí?» justo antes de convertir el foso en un perfecto sambódromo durante ‘Se a vida e’.
Tennant siguió su diálogo con el público grancanario y advirtió de que se venía «uno de nustros mayores hits», ‘Domino Dancing’, cuyo estribillo resonó entre las paredes del pabellón, con todos los asistentes moviéndose al ritmo de los sintetizadores imposibles para continuar rápidamente con ‘Monkey Businnes’ y ‘New York City Boy’.
Con ‘Drunk’, Tennant se armó de una guitarra acústica y tiró de ironía para decir que era consciente de que a no mucha gente se le venía a la cabeza ningún tema de Pet Shop Boys en el que fuese necesaria un instrumento de cuerda.
El dúo continuó con ‘Jealousy’ y ‘Love Comes Quickly’, que siguieron haciendo el principal trabajo de Pet Shop Boys: no dar descanso al baile.
Euforia colectiva
La característica percusión de los primeros compases de ‘Always on My Mind’ sumergió a los fans en un estado de euforia colectiva casi imposible de contener, en el que fue sin duda uno de los momentos álgidos de la noche.
El concierto solo dejó de estar impregnado y dominado por la nostalgia, un sentimiento que parecía ser bien acogido por el público, con ‘Dreamland’, el último sencillo de Lowe y Tennant, publicado en 2019. En cambio, de su último álbum ‘My Beautiful Laundrette’, lanzado en 2021, no tocaron ningún tema.
De este modo, continuaron su viaje por el electropop en el tiempo con ‘Heart’ y ‘It’s Alright’, poco antes de otros de los grandes momentos de la velada, cuando Lowe y Tennant se dispusieron a rematar con ‘Go West’, ‘It’s A Sin’, especialmente coreada, y ‘West End Girl’.
Tras interpretar la última canción, ‘Being Boring’ y dos horas de concierto, terminaron de demostrar que aún mantienen parte de la energía que derrochaban cuando comenzaron su andadura musical en 1981.