Ninguno de los 40 pasajeros de Bentago Express ni de sus 16 tripulantes resultó herido, pero todos tuvieron que pasar la noche a bordo del barco varado, hasta que el viento permitió que Salvamento Marítimo se acercara a trasladarlos a tierra
La caja negra del ferry de Fred Olsen que encalló en Agaete (Gran Canaria) durante la borrasca Filomena, obligando a todo su pasaje a pasar una noche a bordo, hasta que amainó el viento, se borró en los días siguientes al percance porque la empresa no hizo una copia de seguridad.
La Comisión Permanente de Investigación de Accidentes e Incidentes Marítimos (CIAIM) del Ministerio de Transportes ha publicado su informe sobre lo que ocurrió el 7 de enero de 2021 en el puerto de Agaete, cuando la tripulación del catamarán Bentago Espress tuvo problemas para amarrarlo al muelle en su regreso desde Tenerife y el barco fue empujado contra una baja por una racha de viento de entre 40 y 45 nudos (de 74 a 83 kilómetros por hora), a las 21.32 horas.
Ninguno de los 40 pasajeros de Bentago Express ni de sus 16 tripulantes resultó herido, pero todos tuvieron que pasar la noche a bordo del barco varado, hasta que el viento permitió que Salvamento Marítimo se acercara a trasladarlos a tierra. El ferry sí sufrió daños y no fue posible liberarlo hasta pasados seis días.
Una combinación de las maniobras y las malas condiciones del mar
El informe concluye que el accidente se produjo por una combinación del tipo de maniobras que el capitán del barco realizó para atracarlo (dos, ambas fallidas) y de las malas condiciones meteorológicas, lo que lleva a la CIAIM a recomendar que se revisen las condiciones límite en las que ese tipo de naves pueden operar en el puerto de Agaete de forma segura, sin exponerse a un riesgo así.
Pero el documento también dedica un capítulo a lo que pasó con el registrador de datos de travesía (RDT) del Bentago Express, su «caja negra», un dispositivo que va grabando todos los datos de la navegación, con capacidad para almacenar seis días de operativa.
Cuando su memoria se llena, cada día nuevo de datos sobreescribe el espacio del día más antiguo, que ya resulta irrecuperable, salvo que se haga antes una copia de seguridad, que pone a salvo la información de las 24 horas previas sin riesgo de que se borre.
Sin copia de seguridad
En el caso de Agaete, la CIAIM pidió a Fred Olsen que hiciera una copia de la caja negra del Bentago Express pasadas solo doce horas del accidente. La compañía contactó entonces con la empresa que le asiste para manejar ese dispositivo, Etel, pero su técnico no pudo subir a bordo y acabó dando instrucciones al capitán por teléfono.
Sin embargo, las instrucciones que recibió el capitán en ese proceso no fueron iniciar el proceso de copia de seguridad, sino apagar el aparato. El sistema RDT se volvió a encender dos días después, el 9 de enero, y siguió grabando datos del barco encallado hasta que lo liberaron, el 15. Como resultado, se perdieron todos los registros del día del siniestro, sin posibilidad de remediarlo.
La CIAIM dice que no se pudo encender de forma accidental ni sin que nadie se diera cuenta y subraya que el gerente de Etel «no ha querido explicar por qué consideró más conveniente no realizar una copia de seguridad de los datos, antes de apagar el RDT».
La Comisión reconoce que el Bentago Express atracó teóricamente dentro de los límites operacionales que la Capitanía Marítima había establecido para un barco como ese en el puerto de Agaete, pero también plantea que quizás sí hubo rachas de viento que superaron la capacidad de maniobra del ferry, por lo que defiende que «dichas limitaciones operacionales deberían actualizarse».
A la naviera le aconseja que mejore «la familiarización de los oficiales con los procedimientos de volcado de datos del RDT» y a la entidad pública Puertos Canarios, propietaria del muelle de Agaete, que se haga un estudio sobre cuál es el viento máximo que catamaranes de alta velocidad como el Bentago Express, de 95 metros de eslora, pueden recibir «sin comprometer su capacidad de maniobrar».