Este sábado 19 de noviembre a partir de las 19.50 horas, ‘Noche de reportajes’ realiza un recorrido a través del testimonio de personas que han sufrido acoso escolar con el trabajo ‘Invisibles’.
Los centros escolares deberían ser siempre un espacio en el que sentir seguridad. Sin embargo, para muchos niños y niñas, los colegios se han convertido en el infierno donde encuentran un tipo de violencia del que son víctimas y que ejercen sus propios compañeros de clase. Se trata del acoso escolar o bullying.
Este término es utilizado cuando un menor recibe un trato agresivo, ya sea físico o verbal, con la intención de ser humillado o sometido. Más del 24% de los alumnos cree que hay alguien en su clase que sufre acoso escolar y uno de cada cuatro reconoce haber participado en un caso de bullying sin darse cuenta. Los motivos más frecuentes para acosar a la víctima son su aspecto físico y las cosas que hace o dice.
El agresor que provoca el bullying no tiene por qué padecer un trastorno de personalidad grave, pero a menudo presenta alguna psicopatología, como la ausencia total de empatía o la distorsión de la realidad. Con su comportamiento mina la autoestima de las víctimas que terminan desarrollando fobias sociales y la sensación perenne de culpa. Unas consecuencias cuya identificación y tratamiento requieren a menudo ayuda terapéutica, incluso cuando son adultos.
A través de ‘Invisibles’, ‘Noche de Reportajes’ escucha el testimonio de varias personas que han sufrido acoso escolar, del terror que vivieron en las aulas, no solo con las agresiones de los acosadores, sino también con las risas de quienes observan y callan. La mayoría lamenta los fallos del sistema y la falta de rapidez a la hora de atender los casos. Además, contamos también con la opinión de los profesionales que trabajan cuando se activa un protocolo por acoso escolar para entender cuándo es bullying o no y por qué la mayoría de los casos no acaba en un juzgado.
Evitar que el acoso escolar siga creciendo es una responsabilidad conjunta de la comunidad educativa, los padres y los compañeros de clase, y solo es posible si se enseña a los niños, adolescentes y jóvenes la importancia de valores fundamentales como la tolerancia, el respeto y la empatía.