Cada 3 de octubre se celebra el Día Internacional de las Reservas de la Biosfera, una fecha para la conservación y promoción de la diversidad cultural, patrimonial y paisajística. Canarias cuenta con 7 reservas distribuidas por el Archipiélago
España es el país con más reservas de la biosfera del mundo. En total hay 52, de las que 7 las encontramos en Canarias. Curiosamente, todas las Islas cuentan con Reservas de la Biosfera, y cinco de ellas están reconocidas en toda su extensión.
«Supone un reconocimiento fundamental para un territorio, el espíritu inicial de la reserva de la biosfera es mantener la identidad del territorio, de su naturaleza y de su cultura», asegura Pedro Luis Pérez, catedrático de Botánica de ULL.
Estos espacios, declarados por la UNESCO, determinan lugares con un interés especial de conservación. «Es fundamental, en dos palabras, formar e informar, y empezar a formar a los niños desde pequeñitos con la educación ambiental de los colegios. Ser reserva de la biosfera hoy en días es un privilegio especial», señala Consuelo Hernández, profesora de Botánica de la ULL.
Asimismo, toda esta inmensa naturaleza no se entiende sin el carácter social y cultural de los entornos. Vicente Zapata, pofesor de Geografía Humana de la ULL, explica que todo ello «implica que haya una interconexión muy estrecha entre la esfera natural y la esfera humana; es decir, entre la isla y su comunidad».
De esta forma, las reservas de la biosfera persiguen, en su papel, unir la conservación de la naturaleza junto con el desarrollo económico humano.
El dióxido de carbono afecta a la biodiversidad
Con una superficie que ocupa el 10% de la isla, el Parque Nacional de Garajonay fue nombrado, conjuntamente con La Gomera, reserva de la biosfera en 2012. Por su extensión y características es en un mayúsculo sumidero de dióxido de carbono. Se trata de un compuesto que está directamente relacionado con el aumento de las temperaturas, uno de los síntomas del cambio climático y afecta a su vez a la conservación de la biodiversidad.
«Cuando este microclima se altera, las especies tienen la posibilidad de migrar o se extinguen. En otros periodos geológicos también se ha producido otro calentamiento global y ha llevado a la extinción de numerosas especies», explica Luis Herrera, catedrático Departamento de Biología Ambiental.
Una situación que en la actualidad podría mitigarse a través de acciones como la plantación de árboles o el uso de energías renovables para paliar el incremento de dióxido de carbono. «Se está produciendo y se va a seguir produciendo y vamos a tener sin duda unas consecuencias importantes no solo para las especies, también para la humanidad», añade Herrera.