
Entrevistamos a la presidenta de la Asociación Amigos de la Bajada de la Virgen de las Nieves, que define esta fiesta como un «lenguaje que compartimos sin necesidad de traducción»
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Amara Méndez Pérez es la presidenta de la Asociación Amigos de la Bajada de la Virgen de las Nieves, una iniciativa que se conformó a finales de 2024 pero que ya es parte activa de las Fiestas Lustrales. La conforman personas de todas las edades y quieren proteger «las tradiciones más profundas y valiosas de La Palma». A continuación, nos lo cuenta Méndez en una entrevista.

¿Cómo surge la asociación?
La asociación nace de una inquietud compartida que llevaba años latiendo en muchas personas: la necesidad de cuidar, documentar, defender y difundir una de las tradiciones más profundas y valiosas de La Palma. La Bajada de la Virgen de las Nieves no es solo una celebración religiosa o festiva, es parte de lo que somos como pueblo. Sentíamos que había mucho por hacer: recuperar símbolos, proteger el legado oral, acompañar a quienes trabajan en los actos… y sobre todo, crear un espacio desde el que poder sumar de forma organizada.
¿Cuándo se conforma?
A lo largo del año 2024 fuimos dando los primeros pasos: conversaciones, reuniones, ideas que se ponían sobre la mesa… hasta que, a finales de año, formalizamos la solicitud de registro como asociación. Ese fue el primer paso legal de un proyecto que ya estaba muy vivo en la voluntad de quienes lo compartíamos. Coincidió con un momento muy especial: el cierre del año y la entrada en el nuevo ciclo lustral, lo que le dio un significado aún más profundo.
¿Quiénes la forman?
Somos un grupo muy diverso, y eso es precisamente una de nuestras mayores riquezas. Hay personas desde los treinta hasta más allá de los ochenta años. Procedemos de distintos lugares de la isla, y también hay miembros que, aunque no residan en La Palma, mantienen un vínculo afectivo y activo con la Bajada. Contamos con historiadores, músicos, docentes, periodistas, diseñadores, devotos, investigadores… En apariencia no tenemos mucho en común, pero en realidad nos une lo esencial: el amor por esta tradición y el deseo de contribuir a que siga viva y respetada.

¿Cuáles son sus objetivos?
Nuestros fines están muy centrados en tres ejes: la protección, la difusión y la participación. Queremos investigar y custodiar la memoria de la Bajada, ayudar a que se conozca bien —especialmente entre los más jóvenes— y apoyar todas aquellas iniciativas que fortalezcan su transmisión y valor patrimonial.
¿Cómo participan en la celebración cada cinco años?
Nuestro papel no es organizativo ni protocolario, pero sí acompañamos muchos actos tradicionales: desde la documentación gráfica, la difusión responsable en redes, la recuperación de elementos como las banderas romeras, o el respaldo a proyectos escénicos y musicales, como las Danzas Romeras o la Subida del Trono.
¿Qué les gustaría mejorar o desarrollar para la próxima Bajada?
Nos gustaría que se siga avanzando en una coordinación más armónica entre el calendario tradicional y el cultural o festivo paralelo. Que no se solapen actos que puedan restar valor o participación a los hitos del protocolo. También quisiéramos reforzar el sentido de pertenencia.
¿Qué significa para ustedes la Bajada?
La Bajada es la memoria, la fe, la belleza, la música, la historia y el alma de La Palma. Es un lenguaje que compartimos sin necesidad de traducción. Para cada uno tiene un significado íntimo, pero a la vez es profundamente colectivo.
