
La Danza de los Acróbatas nació inspirada en las representaciones callejeras que promovieron las sociedades gimnásticas que hicieron los primeros espectáculos en la Bajada
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Entre la veintena de actos que cargan la programación de la Bajada de la Virgen de las Nieves, uno de los más esperados es la Danza de los Acróbatas. No solo porque es un espectáculo único de la isla, sino porque unos 14 niños y adolescentes están hoy con los nervios a flor de piel porque estrenan el espectáculo que llevan meses ensayando.

Historia de la Danza de los acróbatas
Este número artístico y devocional se remonta a finales del siglo XIX. Su origen se vincula a las antiguas representaciones teatrales y circenses que visitaban la isla y que inspiraron grupos gimnásticos locales.
De ahí surge la Sociedad Gimnástica La Patriótica, fundada con el fin de promover la gimnasia y el entretenimiento público. En 1880, a instancias del Club Náutico, aquel grupo de deportistas amateurs escenificó por primera vez una “Danza de Gimnastas” durante la festividad patronal, lo que sentó las bases del número actual. Desde entonces, cada cinco años su actuación acompañó la Bajada de la Virgen hasta 1975, cuando dejó de celebrarse hasta su recuperación en 2005.
Lo que comenzó como una serie de exhibiciones circenses ha evolucionado hasta la forma actual: piruetas, equilibrios y saltos realizados por jóvenes de entre 6 y 18 años aproximadamente.

Una edición renovada en 2025
Este año, la Danza de los Acróbatas regresa por primera vez desde 2015, tras una década de ausencia, con un elenco completamente renovado. El espectáculo se celebra hoy, martes 9 de julio de 2025, a partir de las 17:00 horas, recorriendo distintas plazas del casco histórico de Santa Cruz de La Palma, entre ellas la Plaza de Santo Domingo, La Alameda y la Plaza de España. Se prevé que se prolongue hasta medianoche.
La edición de 2025 cuenta con un grupo de jóvenes menores de 18 años, muchos de ellos debutantes, que llevan más de tres meses ensayando a diario bajo la dirección de antiguos acróbatas y profesionales con experiencia en acrobacia, circo y danza. Los participantes se reparten en dos grupos: uno realiza figuras desde el suelo y otro ejecuta acrobacias desde estructuras elevadas, principalmente escaleras de madera.
La música que acompaña el número es el tradicional pasodoble “Manolo”, de Emilio Cebrián Ruiz, ya inseparable de esta danza. El espectáculo combina elementos de gimnasia, equilibrio, piruetas y saltos, evocando la estética del circo clásico, pero con una marcada carga simbólica. En La Palma, cada acrobacia es también una muestra de entrega y devoción.
Un acto simbólico y emocionante
Además de su componente estético, la danza tiene una fuerte dimensión emocional. Los acróbatas representan el esfuerzo colectivo del pueblo palmero, su fe y su compromiso con la cultura popular. Participar en esta danza es un honor reservado a quienes se preparan con disciplina y pasión, sabiendo que forman parte de una tradición centenaria.
En esta edición, la emoción es doble: por el regreso del acto tras diez años y por el entusiasmo del público, que ha esperado con ansias esta cita. La Danza de los Acróbatas vuelve a ser así reflejo del alma palmera y su capacidad para mantener vivas las tradiciones más singulares.