Se cumplen 25 años de la primera exhumación de represaliados de la Guerra Civil

La exhumación en la fosa común de represaliados de la Guerra Civil localizada en el municipio leonés de Priaranza del Bierzo marcó un hito en la memoria histórica de España

La asociación ha exhumado más de 150 fosas y ha recuperado a más de 1.400 víctimas

Este martes se cumplen 25 años de la exhumación de una fosa común de represaliados de la Guerra Civil que marcó un hito en la memoria histórica, ya que trajo consigo la primera identificación genética de un desaparecido de la guerra civil y el inicio de un movimiento asociativo que perdura en la actualidad.

Se cumplen 25 años de la primera exhumación de represaliados de la Guerra Civil. EFE
Se cumplen 25 años de la primera exhumación de represaliados de la Guerra Civil. EFE

Fue un 21 de octubre del año 2000 cuando aparecieron los primeros restos en la exhumación de una fosa común en la localidad leonesa de Priaranza del Bierzo, concretamente una bota de uno de los 13 republicanos asesinados por un grupo de falangistas al inicio de la guerra civil.

La emoción del hallazgo

«Fue un día muy emocionante», recuerda Emilio Silva, impulsor de esta exhumación y nieto de uno de los hombres que fueron exhumados y que poco después se convirtió en el primer desaparecido republicano identificado genéticamente.

En ese momento, según recuerda, vivían los seis hijos de su abuelo, con el que comparte nombre y apellido, y cinco de ellos estuvieron presentes en el inicio de la exhumación.

Silva decidió buscar la fosa de su abuelo cuando empezó a reconstruir su historia familiar, y en pleno proceso de documentación para una novela recibió la pista de un viejo amigo de su padre sobre cuál sería el lugar donde se enterraron sus restos junto a los de doce hombres más.

Búsqueda de voluntarios

En una época en la que no había todavía ninguna política pública sobre exhumaciones, Silva escribió un artículo en un periódico local para buscar voluntarios que quisieran colaborar con los trabajos y le contestó el arqueólogo Julio Vidal, ya jubilado y que entonces trabajaba como funcionario en la Junta de Castilla y León.

«Mi mujer Encina Prada, que es antropóloga, y yo hablamos entre nosotros y nos pusimos de acuerdo para ayudarle», cuenta Vidal, que decidió echar una mano los fines de semana de forma altruista junto a su esposa, amigos, compañeros y otras personas voluntarias que acudieron con sus propios medios.

Al tercer fin de semana de trabajos fue cuando dieron con la fosa común pero los restos del abuelo de Silva se identificaron genéticamente en mayo de 2003, casi tres años después, ya que su nieto asegura que tuvo muchas dificultades en encontrar a una persona que se prestara a hacer estas pruebas.

El trabajo de la ARMH

La exhumación de la fosa fue el origen de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica (ARMH), presidida por Silva, que se creó para intentar a ayudar a otras personas en la búsqueda de desaparecidos de la guerra civil y el franquismo, un asunto con el que se comprometió el Estado en la ley de memoria de 2022.

A lo largo de estos 25 años la asociación ha exhumado más de 150 fosas y ha recuperado a más de 1.400 víctimas, un trabajo de campo pero también divulgativo y de presión política que continúa en la actualidad gracias a la financiación de sus socios y al trabajo de personas como Malena García, que considera que la labor más importante consiste en «romper con el silencio» de las víctimas.

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