Sigue ganando fuerza el malestar interno en el Partido Conservador contra la primera ministra, Liz Truss, tras la dimisión de la ministra del Interior
La rebelión dentro del Partido Conservador británico contra la primera ministra, Liz Truss, sigue ganando fuerza tras el caos vivido el martes en la Cámara de los Comunes, en una jornada marcada por la dimisión de la ministra del Interior, Suella Braverman.
Unos 40 parlamentarios se abstuvieron o decidieron votar en una moción presentada por los laboristas sobre el ‘fracking’, práctica utilizada para extraer combustibles fósiles a la que los ‘tories’ se opusieron claramente en la campaña previa a las últimas elecciones.
Hasta este jueves por la mañana, siete diputados se habían pronunciado abiertamente para pedir la dimisión de Truss. «Lamentablemente, parece que tenemos que cambiar de líder», ha publicado el Devon Gary Streeter, que confía en «evitar la carnicería» en los próximos comicios.
Peticiones de dimisión
Los sondeos reflejan una amplia ventaja para los laboristas y una popularidad en niveles mínimos para Truss –del 10 por ciento, según una encuesta publicada esta semana por la firma YouGov–. La ‘premier’, sin embargo, ha descartado dimitir y el miércoles, ante la Cámara de los Comunes, proclamó: «Soy una luchadora, no alguien que abandona».
En las últimas horas, han surgido también dudas sobre el futuro de los principales responsables del grupo parlamentario ‘tory’, después de que varios medios difundiesen su supuesta salida tras el caos de la votación. Downing Street ha aclarado que tanto la responsable de promover la disciplina de partido, Wendy Morton, como su número dos, Craig Whitaker, «siguen en su puesto», según la BBC.
Braverman, por su parte, dijo dimitir por un error en la gestión de información oficial, aunque en su comunicado lanzó alusiones veladas a Truss, subrayando la importancia de asumir los errores y apartarse, sin esperar a que los problemas se resuelvan «por arte de magia».