El análisis de 116 polluelos de pardela cenicienta revela que la mayoría de las aves marinas ingiere plásticos en la Corriente de Canarias
![El 90% de las aves marinas ingiere plásticos en la Corriente de Canarias](https://rtvc.es/archivos/2021/11/pardelas-cenicientas-Pardelas-cenicientas.-EFE-Beneharo-Rodriguez.jpg)
Un estudio del CSIC revela que el 90 % de las aves en la Corriente de Canarias han ingerido plástico. Un material hallado en el estómago de 116 polluelos de pardela cenicienta. Los ejemplares provenían de Tenerife, Gran Canaria y Lanzarote.
Esta parte del Atlántico contiene importantes recursos para las pesquerías españolas y de la Unión Europea, UE.
El trabajo del Museo de Ciencias Naturales, MNCN-CSIC ha sido publicado en la revista ‘Marine Pollution Bulletin’. Las pardelas cenicientas, Calonectris borealis, son bioindicadores clave de este problema ambiental.
Un ecosistema en peligro
En el estudio se encontraron 1.159 fragmentos plásticos. Gran parte de este material proviene de la actividad pesquera.
El investigador, Airam Rodríguez, ha indicado «a pesar de las diferencias en las áreas de alimentación de los adultos, que hemos determinado mediante análisis isotópicos y seguimiento por GPS, la cantidad y tipo de plásticos ingeridos por los pollos fue similar en todas las islas».
Rodríguez resalta «la alta presencia de plásticos en las aves refleja un problema grave que no solo afecta a la fauna, sino también a la calidad de nuestros ecosistemas marinos donde pescamos y de los cuales nos alimentamos».
Partículas que están en toda la Corriente Canaria, ha destacado, «una región caracterizada por su alta biodiversidad y una intensa actividad pesquera». Esta parte del Atlántico es rica en nutrientes por su productividad biológica y biodiversidad. Esta singularidad influye en el ecosistema de las islas macaronésicas de Madeira, Cabo Verde, Canarias y Salvajes.
Pardelas cenicientas
Las pardelas cenicientas están en la mayor parte del año mar adentro, visitando las islas sólo para criar y se alimentan principalmente de calamares y peces. Se sumergen hasta 15 metros de profundidad para conseguir alimento convirtiéndose en bioindicadores de la situación ambiental de los ecosistemas.
Los pollos analizados son los que se recogen después de haber muerto al chocar con estructuras urbanas desorientados por la contaminación lumínica.
El equipo estudia el contenido estomacal de cada ejemplar y, como antes de salir del nido no han podido alimentarse por si mismos, se sabe con certeza que los plásticos ingeridos se los han proporcionados los padres que pescan en la Corriente de Canarias.
Estos datos permiten evaluar la salud del medio marino y la necesidad de reforzar la cooperación internacional para abordar esta creciente amenaza ambiental.
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