El expresidente de Uruguay mandó un mensaje al Archipiélago en una entrevista en La Radio Canaria

«Un abrazo a los canarios; y recuerden que siempre que llovió, paró». Ese fue el mensaje que envió a Canarias el expresidente de Uruguay José Mujica, referente político para la izquierda latinoamericana y conocido como el ‘revolucionario tranquilo’, en una entrevista realizada el 11 de junio de 2020, con el periodista Víctor Hugo, en el programa ‘Canarias a las seis’ de La Radio Canaria.
Una conversación que se emitirá de nuevo este miércoles, 14 de mayo, a partir de las 19:40 horas en el espacio de ‘Canarias al Cierre’; y que estuvo marcada por el contexto de la crisis sanitaria del Covid-19. «Una pandemia jamás puede ser buena… Y nos ha agarrado demasiado engolosinados con el avance de la tecnología, pensando que estas cosas eran algo del pasado. Sin embargo, la biología nos ha llamado a la realidad», expresó. Así, José Mujica reflexionó sobre los aprendizajes que nos dejó la pandemia, incidiendo en la importancia de reforzar los servicios de salud pública porque «nada vale como la vida».
En ella, Mujica también expresó su conocimiento sobre las Islas y su deseo que visitarlas. Un territorio al que nunca llegó a viajar, pero con el que sentía «una unión» con su país natal por la historia de emigración canaria al país oriental, especialmente entre los siglos XVIII y XIX, que tuvo un impacto significativo en el desarrollo agrícola y social de Uruguay. Esta emigración, impulsada por diversos factores, contribuyó al desarrollo de la agricultura en departamentos como Montevideo, San José, Maldonado y Colonia.
Mujica, sinónimo de honestidad política
José Mujica ha fallecido este martes, 13 de mayo, a los 89 años de edad después de que el cáncer de esófago que padecía se extendiera por su cuerpo y de que reconociera en enero que se estaba muriendo. El expresidente de Uruguay ya anunció en enero que no quería seguir con el tratamiento para el cáncer y pidió que le dejaran morir tranquilo.
Sin embargo, su legado siempre será eterno. Su vida ha estado marcada por el activismo político y, sobre todo, por su honestidad política. Una estrategia que le permitió convertirse en un símbolo que trascendió las fronteras de un pequeño país de apenas 3,4 millones de habitantes.
Su llegada a la presidencia en el 2010 representó la confirmación del giro progresista en Uruguay que se había iniciado en el 2005 con la llegada al poder del socialista Tabaré Vázquez con la coalición centroizquierdista Frente Amplio (FA), de la que también formaba parte el Movimiento de Participación Popular (MPP) de Mujica.
El exmandatario fue uno de los nueve “rehenes” que la dictadura mantuvo en condiciones infrahumanas
Sin embargo, para los uruguayos, la carga simbólica era mucho mayor porque Mujica era un exguerrillero tupamaro emblemático que había dejado literalmente el cuerpo en la lucha contra la dictadura cívico-militar (1973-1985). Mujica fue uno de los nueve “rehenes” del Movimiento de Liberación Nacional-Tupamaros que la dictadura mantuvo cautivos en condiciones infrahumanas durante largos años.
No habían sido juzgados y la mayor parte del tiempo no lo pasaron en la cárcel, sino que permanecían en secreto en distintos recintos militares, a veces literalmente en hoyos cavados en la tierra. De esta manera, los militares consiguieron que los Tupamaros abandonaran las acciones armadas, bajo la amenaza de matar a los “rehenes”. Mujica acabó pasando casi quince años privado de libertad, sumando sus cuatro detenciones pero, de estos, estuvo estrictamente once años, seis meses y siete días en un interminable viaje por varios cuarteles militares.
No fue su presidencia lo que lo convirtió en leyenda; fue su forma de habitar la vida y, sobre todo, sus reflexiones sobre sus vivencias. Por eso, su muerte no es solo la de un expresidente: es el adiós a una forma de estar en el mundo que parecía olvidada. Y quizá por eso también su vida personal fue, en realidad, su mensaje político más poderoso.