La Plataforma de Organizaciones de Pacientes pide aprovechar las oportunidades que ha brindado la pandemia para “redefinir” el modelo de atención actual
La pandemia obligó a los médicos a cambiar el modo de atender a sus pacientes. Introdujo a marchas forzadas las consultas telefónicas y otras herramientas de la telemedicina que han venido para quedarse.
Pero hay mucho por hacer, y algunos expertos prevén que los ‘chatbots’ y la inteligencia artificial se harán pronto un hueco en las consultas. Entre los sanitarios consultados hay distintos puntos de vista sobre la revolución que se ha producido en la forma de atender al paciente. El Gobierno trabaja en un plan de Salud Digital. Los centros se están modernizando e implantando programas como Portales del Paciente que permiten acceder a analíticas, citas, datos e incluso realizar consultas.
Además, la Plataforma de Organizaciones de Pacientes (POP) pide aprovechar las oportunidades que ha brindado la pandemia para “redefinir” el modelo de atención actual, y el 89 por ciento de los usuarios de la sanidad privada apoya el uso de la telemedicina y la digitalización en los servicios de atención y asistencia médica.
A la Sociedad Española de Calidad Asistencial (SECA) pertenece Yolima Cossio, médica preventivista que es directora de Sistemas y Soporte a la Decisión del Hospital Vall d’Hebrón de Barcelona, y que se imagina así la atención sanitaria en los próximos años: “Los ‘chatbots’ tienen mucho futuro; creo que muchas de las dudas de los pacientes se acabarán resolviendo a través de la inteligencia artificial”.
Según sus previsiones, también los equipos sanitarios cambiarán. Habrá más médicos especialistas dedicados a casos minoritarios, rehabilitadores o psicólogos. Por supuesto también informáticos y otros perfiles de profesionales no sanitarios que darán soporte a los demás.
Tomas de tensión y ecografías a distancia
Más allá de las llamadas telefónicas o de no ir presencialmente al centro de salud a recoger una baja o recetas, en los centros hay otros cambios.
Algunos pacientes se miden la presión arterial y controlan el peso o el azúcar desde casa. Después vuelcan los datos para que los médicos tomen decisiones.
En el Vall d’Hebron, donde trabaja Yolima Cossio, se han empezado a probar las “ecografías a distancia” para que los pacientes residentes en zonas alejadas de Barcelona no se tengan que desplazar hasta su hospital, como tampoco lo hacen ya en algunos casos para recibir informaciones como qué medicamento tomar.
Otra de las grandes revoluciones es la “democratización del conocimiento” que supone que los profesionales puedan consultar con otro colega más experto que ellos en una materia concreta, en remoto y en vivo, por ejemplo mientras intervienen a un paciente. “Pueden consultar de forma remota, viendo en tiempo real las constantes y la monitorización de un paciente que esté por ejemplo en una unidad de cuidados intensivos”.
El gran nicho de la telemedicina; los pacientes crónicos
La Plataforma de Organizaciones de Pacientes (POP) cita en su estudio sobre la telemedicina a los pacientes crónicos como aquellos que más excluidos quedaron en las consultas presenciales, por miedo al contagio, y pide a las administraciones “reorganizar el sistema y sus recursos”, invertir en nuevas tecnologías y dotar de herramientas para que su atención sea eficaz.
De cómo ha cambiado la pandemia la atención en el centro de salud habla la doctora Gisela Galindo, vicepresidenta de la Sociedad de Medicina Familiar y Comunitaria, que ha visto cómo la actividad se ha multiplicado en su centro de salud durante la pandemia. La consecuencia es que, inevitablemente, se han dejado de atender muchas necesidades de los pacientes crónicos.
“Entre que no salieron de casa en la primera ola y que se ha echado de menos el seguimiento, ha habido mucha descompensación. Ha habido también una disminución de diagnósticos y los impactos han llegado más tarde… Nos estábamos dejando cosas en el tintero”, explica Gisela Galindo.
Pero con las herramientas necesarias, su calidad de vida puede mejorar. «Estos pacientes acaban atados a los centros de salud, a los hospitales, porque tienen tres y cuatro consultas durante la semana. Su vida casi se limita a estar viniendo al hospital”, explica por su parte Yolima Cossio.
Videollamadas
En los últimos meses, las compañías proveedoras de servicios privados de sanidad han incluido las videollamadas como un reclamo para que se contraten sus servicios. Varias encuestas apuntan a que la telemedicina es vista con buenos ojos por la población general. Y los jóvenes no van a revertir esa tendencia.
Pero la telemedicina no sirve para todo y si se hace un mal uso de ella puede llegar a ser contraproducente. Avisa Gisela Galindo de que la empresa privada busca sus oportunidades de negocio y que hay estudios que demuestran que cambiar constantemente de médico afecta a la mortalidad.
“Cuando deja de verte tu mismo médico aumentan las visitas a urgencias y aumenta el gasto”, asegura esta médica de atención primaria, que añade: “Cuando conoces al paciente, sabes si cuando se queja de algo hay realmente algo importante detrás”.
La telemedicina, una oportunidad de negocio
Tal es la oportunidad de inversión, que incluso las compañías telefónicas están entrando en el negocio de la sanidad. Vodafone, junto con la consultora Deloitte, ha impulsado un Centro para la Salud que busca acelerar la digitalización de la sanidad en Europa.
De hecho, la compañía telefónica ya se ha involucrado en proyectos para desarrollar tecnologías de telemedicina. Algunos ejemplos son su plan para transformar la asistencia domiciliaria de las personas con dependencia en la comarca catalana de Osona. Otro para telemonitorizar a pacientes de Insuficiencia Cardíaca de alto riesgo en el Hospital de Bellvitge. Y otro la aplicación de la tecnología 5G para hacer posible la cirugía a distancia en el Clínico de Barcelona.
Movistar, por su parte, ofrece acceso a médicos de atención primaria de forma telemática, bien por teléfono o mediante videollamada «las 24 horas del día», o a especialistas de Pediatría, Ginecología, Traumatología y Dermatología. Pero en este caso los médicos son una especie de asesores que resuelven dudas, no pasan consulta.
A Yolima Cossio no le preocupa ni le asusta, porque a su juicio lo que sucede es que está detectando una “demanda” social. “Creo que es una alerta para que todo el sistema público nos demos cuenta de que es una necesidad que reclaman los paciente. Lo que tenemos que hacer es buscar indicadores para decir que los resultados de salud no se modifican o incluso mejoran con este tipo de atención, y a partir de aquí pues que lo implementemos”.
Algunos fracasos; la consulta telefónica no sirve para todo
Al estrés que han sufrido los médicos de Atención Primaria por la atención del coronavirus se suma el aprender cómo atender a los pacientes de forma telemática.
“Una consulta telefónica puede ser algo muy largo: una persona a la que no le estás viendo la cara tiene necesidad de utilizar muchas más palabras para contarte algo”, explica la vicepresidenta de la Sociedad de Medicina Familiar y Comunitaria, que cree que este tipo de consulta solamente es útil para cuestiones muy puntuales, pero desde luego no para diagnosticar.
Según la POP, actualmente la consulta presencial se da en el 54% de los casos, frente al 38,8% de la consulta telefónica. El uso de la videoconferencia es minoritario -un 5,7 %- pese a que su empleo refuerza la relación con el paciente. Permite también al médico apreciar los signos vitales, su postura, sus gestos y su aspecto general para un diagnóstico más completo.
Pero para que se introduzcan de forma estable estos sistemas se debe hacer con varias consideraciones. Que los médicos tengan buenos equipos y espacios agradables desde los que realizar las consultas. También formación tanto tecnológica como técnicas para relacionarse con los pacientes de forma online.
Tener en cuenta al paciente
Y también hay que tener en cuenta al paciente: no se le puede tener esperando todo el día a que el médico le llame y hay que individualizar para saber si en su caso concreto es mejor verlo de forma presencial u online, coinciden los expertos sanitarios.
De hecho, hay doctores como el presidente de la Sociedad Española de Reumatología, José María Álvaro-Gracia, pide “cautela” ante la virtualidad, porque no es útil en todos los casos.
“Te favorece el manejo de pacientes que ya están bien controlados, que a lo mejor requieren una revisión para pequeños ajustes de tratamientos”, concede, pero asegura también que en su especialidad, la reumatología, la principal herramienta para el diagnóstico es la exploración física.
Y por eso, explica, en el Servicio de Reumatología del Gregorio Marañón, que él dirige, se está volviendo a la presencialidad: “Estamos convencidos de que es mucho más eficiente”.
Pese a que Yolima Cossio se encuentra entre los médicos que animan a acogerse a todos los avances posibles de la telemedicina, también ella precisa que lo que supondrá una mejora será su buen uso, no un manejo excesivo y precipitado como sucedió durante los meses de confinamiento.
“Necesitamos que nuestro sistema sea sostenible, que la gente no tenga que trasladarse siempre a los centros proveedores de salud y tener unos buenos resultados, y todas esas variables se pueden cumplir si hacemos un buen uso de la telemedicina”, asegura.
Las nuevas tecnologías han venido para quedarse, pero ahora lo que reivindican tanto sanitarios como pacientes es que se aprovechen sus potencialidades, sin excesos.