Las mujeres y los jóvenes lideran la inquietud por el bienestar psicológico, mientras el sistema sanitario sigue centrado en el cuerpo
Por cuarto año consecutivo, la salud mental encabeza las preocupaciones sanitarias de los españoles, especialmente entre las mujeres. Un 62 % la considera su principal problema de salud, según el informe Monitor global ‘Mental Health Day’ de Ipsos. La cifra supera en casi veinte puntos la media internacional del 45 %. España solo queda por detrás de Suecia (63 %) y muy por encima de otras dolencias como el cáncer (51 %), el estrés (36 %) o la obesidad (29 %).

El estudio confirma que la pandemia impulsó la preocupación por la salud mental. En 2018 solo un 23 % la mencionaba, frente al 62 % actual. También el estrés ha aumentado del 25 % al 36 %. España se sitúa entre los países europeos donde más ha crecido esta inquietud, solo detrás de Francia, Polonia e Italia.
Mujeres y jóvenes, los más sensibles
La diferencia por género es clara: las mujeres muestran mayor inquietud por su bienestar emocional (67 %), seguidas del cáncer (56 %) y el estrés (43 %). Los hombres se preocupan más por la obesidad (33 %) y el tabaquismo (23 %). Por edades, los ‘baby boomers’ priorizan el cáncer (63 %), mientras que la generación Z señala la salud mental como su principal problema (63 %), seguida del estrés (35 %).
Casi dos tercios de los españoles (63 %) piensan a menudo en su salud mental, seis puntos más que en 2024. Las mujeres (70 %) y los jóvenes son quienes más lo hacen. Aun así, la mayoría se centra en la salud física (77 %). Solo un 14 % valora más el bienestar psicológico que el corporal. Y casi la mitad de la población (48 %) cree que el sistema sanitario sigue dando prioridad al cuerpo sobre la mente.
El estrés paraliza a casi la mitad
El 61 % afirma haberse sentido tan estresado en el último año que su vida cotidiana se vio afectada. Las mujeres (37 %) y los millennials (40 %) son los más afectados. Casi la mitad (47 %) ha llegado a un punto de bloqueo total, y un 37 % sufrió episodios prolongados de depresión. Entre los jóvenes ‘Z’, un 17 % faltó al trabajo por estrés y un 12 % llegó a pensar en autolesionarse o suicidarse.
Pese a la magnitud del problema, un 43 % no ha hecho nada para mejorar su bienestar emocional. Los hombres (47 %) y los ‘baby boomers’ (70 %) son quienes menos actúan. En cambio, los jóvenes muestran más disposición a pedir ayuda y hablar abiertamente de su malestar. Aun así, solo un 17 % ha acudido a un profesional, frente a un 33 % que prefiere conversar con familiares o amigos. La confianza personal sigue siendo el primer refugio ante un malestar que no deja de crecer.