Vecinos y visitantes se preparan para las fiestas de la patrona de la isla
Este lunes, la lluvia no impidió que los ciudadanos de Teror vivieran uno de los momentos más esperados del año: la tradicional subida de la bandera, que da inicio a las fiestas en honor a la Virgen del Pino.
Aunque el tiempo no acompañó, la cita no dejó de reunir a decenas de terorenses y visitantes, quienes se acercaron al municipio para ser parte de esta festividad tan arraigada. Por otro lado, la jornada dio comienzo con el característico repique de campanas que resonó durante más de 15 minutos.
Una izada marcada por la lluvia
A pesar del clima adverso, muchos no dudaron en formar parte de este evento tan significativo. “Venimos del sur, ojalá se vaya la lluvia, pero bueno, las gotitas también vienen bien”, comentaba una ciudadana, mientras se resguardaba bajo su paraguas.
«Las fiestas son bonitas, que llueva o no llueva, da lo mismo”, aseguraba otra vecina a RTVC, mientras los papagüevos, esas grandes figuras de cartón, se sumaban a la celebración, proporcionando un toque de humor y vitalidad a las calles de la localidad grancanaria.

«Este año, la Virgen sube el 12 de octubre, pero por el año jubileo, el Obispado ha decidido retrasar la festividad unas semanas más para que más visitantes puedan disfrutar de la imagen de Nuestra Señora la Virgen del Pino”, señaló José Agustín Arencibia García, alcalde de Teror.
“La bandera se tiene que mojar el día de la subida de la bandera”, mencionaba otra vecina, reafirmando un conocido dicho popular: “Bandera mojada, agüita asegurada”. Y, en este caso, la lluvia no fue solo bienvenida, sino considerada un augurio positivo.
El nuevo manto de la Virgen del Pino
El inicio de las fiestas también estuvo marcado por una importante novedad: la Virgen del Pino luce un nuevo manto restaurado, que se exhibe por primera vez después de un meticuloso trabajo de conservación realizado por restauradores sevillanos.
“El manto celeste que ahora luce la Virgen es el mismo que se restauró en 2019, pero también se ha recuperado otro manto de gran valor histórico, que data de 1785”, explicó Pablo Portillo, restaurador textil y fundador de Cyrta.
Este manto histórico, hecho a mano con hilos de seda y plata, es una pieza única que representa no solo la devoción religiosa, sino también el trabajo artesanal que se ha transmitido a lo largo de los siglos.
Con un trabajo de restauración exhaustivo, los detalles de las estrellas bordadas y los encajes de hilos de plata bañados en oro se repararon de manera cuidadosa, devolviendo a la Virgen una de sus joyas más preciadas.