Unas jornadas sobre mujeres refugiadas trata las dificultades que se encuentran las migrantes africanas para ser reconocidas como refugiadas
La directora general de Programas de Protección Internacional y Atención Humanitaria de la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), Miriam Benterrak, ha recordado que «los desafíos» de las migrantes africanas «no acaban cuando llegan a España».
Durante su participación en las jornadas «Mujeres refugiadas en el contexto de las llegadas marítimas a Canarias», dentro de la programación del Día de la Mujer, Benterrak se ha referido a las dificultades que encuentran estas mujeres para ser reconocidas como refugiadas. Asimismo, a los riesgos que asumen una vez que entran en España hasta que logran que se les conceda protección internacional.
Violencia que no padecen los hombres
El jefe superior de Policía de Canarias, Rafael Martínez, ha asegurado conocer «la verdad sobre las mujeres refugiadas y solicitantes de asilo». Su proyección, ha dicho, es un objetivo estratégico de la Policía Nacional y «suyo muy en particular».
«Las mujeres migrantes, solo por su condición, afrontan formas de violencia que no padecen los hombres. Violencia que se ha agravado por la pandemia, ya sea en su país de origen, durante el viaje o a su llegada a las islas». Dice que algunas de las embarcaciones llegadas a Canarias en los últimos meses estaban ocupadas exclusivamente por mujeres, niños y niñas. A todos se les atiende de forma diferenciada «para asegurar una correcta, rápida y prioritaria identificación».
«Nadie elige ni a nadie le gusta ser refugiado, que significa algo más que ser extranjero. Significa vivir en el exilio y depender de otros para la atención de sus necesidades más básicas. Se trata de personas cuyo mayor sueño es recuperar la vida normal que llevaban antes de ser desplazados», ha aseverado este experto en extranjería y fronteras.
Objetos de violencia sexual con embarazos no deseados y abortos
En su misma línea, el delegado del Gobierno de España en Canarias, Anselmo Pestana, ha aludido a las situaciones que viven muchas mujeres. Son «usadas como moneda de cambio para poder cruzar una frontera. Son objeto de una grave violencia sexual en el camino, que incluyen embarazos no deseados y abortos».
«Muchas de estas mujeres, que huyen de países como Mali, Costa de Marfil o Guinea Conakri están llegando a España en los últimos años por la ruta más peligrosa». Aboga por «diseñar una respuesta más comprensiva a la gestión de estas llegadas».
Superar el miedo al viaje y a los hombres
La marfileña Mariam Meite, de 42 años, mediadora intercultural del Programa Ödos, ha contado que salió de su país con dos hijos. Hizo un viaje «muy duro y difícil hasta llegar a Marruecos».
Durante los cuatro años que lleva viviendo en España, el Programa Ödos le ha ayudado a superar el «miedo» que pasó en su viaje migratorio en patera. «no solo por el mar, sino también por los hombres», y le ha permitido tener «esperanza».
«Necesitamos ayuda de alguien que nos pueda acompañar a hacer un proceso de asilo», ha manifestado Meite, quien tardó año y medio en conseguir asilo en España. Un tiempo en el que las personas como ella necesitan de «una respuesta muy rápida».
Ha subrayado que el colectivo al que pertenece «no necesita ayudas económicas, sino formación y trabajo para poder estabilizar» sus vidas.