
El alma sonora de la Bajada corre a cargo de los artesanos que dan vida al pito, el tambor y las chácaras
En El Hierro, la Bajada de la Virgen de los Reyes es mucho más que una tradición religiosa, es una expresión viva del pueblo. Tres sonidos se convierten en el hilo conductor que acompaña cada paso de la Virgen: el pito herreño, el tambor y las chácaras. Y detrás de cada una de esas notas, están las manos expertas de los artesanos locales.

Durante los últimos meses, estos talleres han trabajado sin descanso. A las puertas de la Bajada, los pedidos han desbordado la capacidad de producción, en una muestra clara de la relevancia que siguen teniendo los instrumentos tradicionales. Muchos de estos artesanos llevan décadas perfeccionando su técnica, transmitida de generación en generación. Cada pieza que crean no solo es un instrumento, es una obra única, tallada con dedicación, respeto por la historia y un profundo sentido de pertenencia.
En el caso concreto de las chácaras, el tipo de madera utilizado influye directamente en su sonido. Elegir la más adecuada, tratarla con mimo y esculpirla con precisión es parte del proceso que marca la diferencia entre un instrumento más y uno que “responde” a quien lo toca. Esa conexión entre artesano, instrumento y tocador es, precisamente, lo que más valoran los creadores. Aseguran que más allá del rédito económico, su mayor satisfacción es ver que el tocador está a gusto con el instrumento.
