Otro de los hitos de esta segunda vuelta en Bolivia se encuentra en quienes aspiran a poner punto y final a casi dos décadas de gobiernos a la izquierda

Bolivia decide este domingo por primera vez en segunda vuelta desde que se estableció en 2009 a quien ha de ser su presidente durante los próximos cinco años, en unas elecciones marcadas por el fin del proyecto político del Movimiento al Socialismo (MAS) casi dos décadas después y una alarmante falta de combustible, que se ha convertido en el principal tema de conversación en la campaña.
Elecciones en Bolivia
La carestía de hidrocarburos ha llegado hasta el punto de que las autoridades electorales han tenido que acordar con las principales energéticas que se garantice el operativo que distribuye por todo el país las maletas electorales que contienen las papeletas y todos los enseres necesarios para los jurados.
La crisis económica ha ocupado el centro del debate. Los indicadores muestran una caída pronunciada del consumo ante una canasta básica cada vez más cara y la falta de divisas y combustibles, como reflejan las largas colas en las gasolineras, que dificultan actividades tan habituales como ir a la escuela o al trabajo.
Mercado de cambio
La escasez de dólares, por ejemplo, ha estimulado un mercado de cambio paralelo que ha aumentado las diferencias con el oficial, devaluando así la moneda y mermando la capacidad económica de las familias bolivianas; mientras la inflación golpea la industria alimentaria con subidas de hasta el 30 por ciento.
Otro de los hitos de esta segunda vuelta se encuentra en quienes aspiran a poner punto y final a casi dos décadas de gobiernos a la izquierda. Se trata de dos políticos experimentados, el expresidente –aunque menos de un año– Jorge Tuto Quiroga y el senador Rodrigo Paz, hijo del expresidente Jaime Paz Zamora.
Crisis económica
La lucha fratricida del MAS, la caída en desgracia de un expresidente Evo Morales acosado por sus líos judiciales por un delito de abuso de menores y cada vez más aislado en Cochabamba, así como la peor crisis económica que ha vivido Bolivia en los últimos 40 años, ayuda a entender los resultados de agosto.