El Cabildo de Tenerife y el Gobierno de Canarias están colaborando para controlar este parásito en la vid localizado en Valle de Guerra
El Cabildo de Tenerife y el Gobierno de Canarias colaboran para erradicar la filoxfera de la vid aparecida en una finca de Valle de Guerra. A finales del mes de julio fue localizado en un parral de un jardín y en unos terrenos próximos en esta localidad de La Laguna.

Ambos organismos están aplicando medidas fitosanitarias para controlar el foco, retirando plantas afectadas y sus raíces.
Delimitar zonas afectadas
De forma paralela, se procedió a establecer una zona delimitada alrededor del foco detectado, en la que se han iniciado trabajos de prospección de todas las plantaciones vid comerciales y no comerciales y se llevarán a cabo, consecuentemente, las actuaciones fitosanitarias encaminadas a la erradicación de esta plaga.
El sector vitivinícola de la isla de Tenerife ha sido informado para que identifiquen este insecto parásito de la vid lo antes posible.
Las administraciones advierten a los agricultores para que se pongan en contacto con las Agencias de Extensión Agraria del Cabildo de Tenerife o a la Consejería de Agricultura, Ganadería, Pesca y Soberanía Alimentaria del Gobierno de Canarias.
En este sentido, se ha elaborado conjuntamente un documento técnico que está disponible en sus páginas web con información de interés para su detección.
Cabe destacar que esta circunstancia no afecta, en ningún caso, a la calidad y singularidad del vino elaborado en el archipiélago.
Detección del parásito
El insecto Phylloxera vastatrix, hoy denominado Daktulosphaira vitifoliae (Filoxera de la Vid), es un insecto parásito de la vid, descrito por primera vez por Asa Fitch en 1855, en Estados Unidos.
Los daños que ocasiona este organismo nocivo se pueden apreciar en las raíces o en las hojas de las plantas hospedantes.
En hojas da lugar a la formación de agallas provocadas por las picaduras de este insecto que son visibles en el envés de las mismas y que se corresponden con lesiones cloróticas visibles en el haz.
A nivel radicular, también se observa en las raicillas la presencia de nódulos y tuberosidades ligadas a dichas picaduras.
Si los síntomas afectan a la raíz principal, la vid inevitablemente se marchitará entre los dos y los cinco años después de la infestación, provocando su muerte.
La entrada de la plaga en Europa en 1863 provocó una grave crisis en el sector vitivinícola, que no se recuperó hasta transcurrido tres décadas, gracias a la utilización de portainjertos americanos que eran resistentes.
En la actualidad no representa un problema fitosanitario en Europa, pero si es una plaga de cuarentena en aquellos países en los que no está presente, al igual que en Canarias, que ostenta un estatus fitosanitario propio (Orden de 12 de marzo de 1987).