Estas familias superan en un 31,5 % el total de las atendidas por Cáritas en 2024 solo de enero a septiembre de 2025
La cantidad de familias en riesgo de perder su casa, incluso teniendo uno de sus miembros con empleo, «ha aumentado de forma alarmante» en los últimos años en la provincia de Las Palmas. Superan en un 31,5 % el total de las atendidas por Cáritas en 2024 solo de enero a septiembre de 2025.
Nueve meses en los que dicha organización social, dependiente de la Diócesis de Canarias, ha tenido que auxiliar para no quedarse en la calle a 263 unidades familiares, frente a las 200 acogidas a sus ayudas por igual razón en todo el ejercicio anterior, según ha destacado su responsable de Vivienda, Eugenia Rocha, este jueves.
En el marco de un marcha reivindicativa convocada en la céntrica rambla de Mesa y López de Las Palmas de Gran Canaria por Cáritas Diocesana ante la conmemoración del Día de las Personas Sin Hogar, Eugenia Rocha ha insistido en «denunciar la situación de las personas con problemas de acceso a la vivienda». Porque -ha argumentado- «es urgente que administraciones y ciudadanía tomen conciencia de lo qué está sucediendo con la crisis habitacional, que va más allá del hecho en sí de no poder acceder a una vivienda, por los precios abusivos y demás circunstancias que lo dificultan».

Y es que, como consecuencia de la imposibilidad de acceder a una vivienda, «son muchas las circunstancias que hacen que las personas no puedan tener una vida normalizada», ha expuesto. Enumerando, como ejemplos, el no poder empadronarse en su municipio de residencia ni tener acceso a la sanidad pública, así como, en el plano social, el perder la dignidad.
1.571 personas sin hogar atendidas en 2024
Perjuicios que sufren más directamente que nadie quienes están en situación de personas sin hogar, de las cuales Cáritas Diocesana de Canarias llegó a auxiliar en la provincia de Las Palmas, su ámbito de actuación, una cifra de 1.571 a lo largo de todo el 2024, habiendo atendido este año ya a 1.053 solo hasta el 30 de septiembre.
Rocha ha querido subrayar, además, que son «personas como las demás», entre las que no faltan casos como el de José, un joven de 28 años que emigró desde Perú a la isla y estudió hasta hacerse con un título de electricista pero luego, a la hora de buscar empleo, no pudo conseguirlo por no llevar tiempo suficiente en el país para obtener un permiso de trabajo. Sin ingresos ni posibilidad de obtenerlos legalmente, según él mismo ha relatado ante lo medios de comunicación, se vio abocado a vivir en la calle.