Primero fue una práctica que las mujeres no debían llevar a cabo porque perdían «feminidad», después se les prohibió terminantemente y más tarde ignoraron sus logros deportivos, pero el fútbol femenino terminó brillando en cuanto las dejaron.
Por más que el mundo les dijo que no era para ellas, las mujeres deportistas no cejaron en su empeño hasta conseguir subir a lo más alto. En España ese momento llegó en 2023, cuando se hicieron con la Copa Mundial Femenina de Fútbol. Para que estas jóvenes pudiesen viajar a Australia para disputar este torneo, sus antecesoras tuvieron que romper muchas barreras. Este 23 de mayo, Día Mundial del Fútbol Femenino, hacemos un repaso a la historia de las mujeres en este deporte en el mundo y en Canarias.

El deporte no es cosa de mujeres
Hay que partir de la base de que hasta la primera mitad del siglo XX en España, que la mujer hiciese algo más que estar en su casa era algo impensable. Ya ni hablemos de practicar actividades de ocio y deporte. La práctica deportiva se consideraba mala para la salud femenina y poco apropiada para su «feminidad». Pero la industrialización del país y la reivindicación de los derechos de la mujer las sacó de los límites del hogar y comenzaron a trabajar y avanzar. Eso también trajo consigo el debate sobre la posibilidad de que practicasen deportes.
El cuestionamiento público fue intenso, pero se comenzó a ver con buenos ojos que practicasen senderismo o tenis, ya que se consideraba que podrían ser beneficiosas para mantenerse en forma de cara al embarazo. Caso aparte es el fútbol.
«Otra plaga», reza un titular con respecto al fútbol femenino. «Reñido con la gracia femenina», asegura otro artículo. Los cuestionamientos son amplios, hasta el punto de preguntarse en una nota de 1958 si se «¿debe llamar mujeres las mujeres que juegan al fútbol?». Temía el firmante que si a las mujeres se les ocurriese en el futuro «darle patadas a balones» dejarían de «sacudir alfombras», algo que considera «más femenino y práctico».
Por supuesto, ninguna de estas recomendaciones tiene que ver con los hombres, de hecho, se asegura que ellos son necesarios para «poner orden» en esos intentos de las féminas por jugar a tan «varonil deporte».

Reacción a su profesionalización
Este artículo se publicó como reacción a los primeros pasos que daban las mujeres al federarse y crear torneos en los países más avanzados en este sentido: Francia e Inglaterra.
Todo comenzó cuando en esas regiones dejaron a las mujeres a cargo de todo en la Primera Guerra Mundial. Ellas se hicieron cargo del trabajo dentro y fuera de casa cuando los hombres se marcharon al frente. Con su salida del hogar ocurrió lo natural: cogieron también una pelota.

La mujer no estaba bien vista en el campo de fútbol porque se entendía que no era un deporte «femenino» y que su papel en la sociedad era el de mujer y madre.
Se organizaron equipos por fábricas y jugaban sus torneos. Pero como en el resto de ámbitos, cuando los hombres volvieron de la guerra, las volvieron a relegar al trabajo doméstico. En 1921 se prohibió
totalmente la práctica de este deporte por parte de las mujeres en Inglaterra.
La Asociación Inglesa de Fútbol (FA) no reconoció al fútbol femenino, lo que llevó a la formación de la English Ladies Football Association. Tuvieron que jugar en campos de otros deportes y les pusieron todos los obstáculos posibles para boicotearlas. Aún así, su éxito fue creciendo y en 1969 las incorporaron en la FA.

En España y Canarias
Las primeras referencias de fútbol practicado por mujeres a nivel nacional son de 1914. Fue cuando el Spanish Girl´s Club jugó un partido en el campo del Español entre las propias jugadoras.
En Canarias, la práctica de deporte por parte de las mujeres tuvo su auge después de los Juegos Olímpicos de París en 1924. Solo participaron en esgrima, natación o tenis, pero su repercusión le dio referentes a las niñas y mujeres, que comenzaron a reivindicar su derecho al deporte.
Existen referencias en prensa de equipos de fútbol formados por mujeres en varias localidades de Gran Canaria y Tenerife desde los años 20 del siglo pasado. Se conocen disputas con equipos formados en Arucas, Las Palmas de Gran Canaria o del RUT Femenino, creado por mujeres del barrio de El Cabo, en Tenerife.
Guerra Civil
Este camino ascendente se frenó en seco con la Guerra Civil y la posterior dictadura de Franco. Desde 1939, la Sección Femenina limita el papel de la mujer a su rol de madre y esposa y el deporte se relega de nuevo a la mejora de las capacidades reproductoras.
No será hasta la transición cuando de nuevo se retome el papel de la mujer en los deportes, y en especial, en el fútbol. En Canarias van animándose hasta que llega el UD Tacuense o el C. D. Charco del Pino, del que luego salieron muchas de las jugadoras que inauguraron el Granadilla.
En la actualidad, el fútbol femenino está en su mejor momento, con jugadoras, equipos y competiciones por todo el mundo. Aún así, se enfrenta a problemas muy parecidos a los de sus abuelas. Sufren prejuicios y ataques relacionados con su sexualidad, su cuerpo o su juego. Se trata de estereotipos y actitudes machistas que soportan en el terreno de juego y en el virtual. Son las luchas que les han tocado a estas jóvenes. Sus logros marcarán el legado para las próximas generaciones de jugadoras.