
La Palma vivió este lunes uno de su actos más mágicos para los niños y niñas: la Pandorga. Anuncia la llegada de la Virgen y es el símbolo de la ilusión infantil en cada Bajada
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Casi un millar de personas participaron en el desfile de La Pandorga, la fiesta de los niños y niñas de La Palma, una de las más esperadas de la Semana Grande de las Fiestas Lustrales. Más de 850 farolillos iluminaron la noche de Santa Cruz de La Palma.
Después de meses de confección, los nervios estaban a flor de piel para los pandorgueros, que portaron farolillos con velas que se quemaron al final del desfile.


La pandorga se trata de una tradición de Santa Cruz de La Palma que se realiza con motivo de la Bajada de la Virgen de las Nieves.


Recorrido del desfile de la Pandorga
El desfile se inició desde la Avenida El Puente en la capital palmera. Los participantes caminaron por las calles Álvarez de Abreu, Lemus, O’Daly, plaza de España, A. Pérez de Brito, Dr. Pérez Camacho y avenida de Las Nieves. El punto de llegada fue el barranco de Las Nieves.
Como marca la tradición al finalizar el recorrido se llevó a cabo la quema simbólica de las pandorgas.
Qué es una pandorga
Las pandorgas son estructuras de madera que después toman forma con papeles de colores. «Las estructuras las hace una carpintería del Ayuntamiento y después los voluntarios se encargan de forrarlas y otros a decorarlas», explicó Manuel Antonio San Blas, uno de los pandorgueros que lleva participando desde niño en esta tradición, a RTVC.

La Pandorga comenzó en un año de Bajada del siglo XIX, concretamente en el año 1830. En su origen, alude a una «junta de instrumentos ruidosos», usada en el siglo XVIII para referirse a espectáculos callejeros con luz y música. Después de confeccionarlas, se llevan en un desfile nocturno que ilumina la Semana Grande.
La tradición continúa gracias al compromiso de personas como San Blas, que de forma voluntaria organizan muchos meses antes todo para que esté listo en la noche del desfile.

«Los más viejitos como yo nos encargamos de organizar reuniones para pedir voluntarios y dividirlos porque a unos se les da mejor empapelar, a otros decorar«, explicó. Gracias a esa labor altruista siguen disfrutando de una imagen única y con casi dos siglos de historia.
La noche de los niños
Esta fiesta está hecha para los más pequeños, pero también por ellos. «Cada vez participan más niños, pero no solo en el desfile, sino también en la confección», explicó orgulloso San Blas.
«Hasta que no lo vean y lo vivan no sabrá lo que es por más que se lo expliques», dijo en relación a los cientos de niños que este lunes vivieron por primera vez esta tradición. «A veces hablamos como si hubiese sido el año pasado y claro, han pasado cinco años, esta vez han pasado 10 años y la vivo como cuando tenia 15«, añadió el pandorguero.