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28 abril 2024 10:52 am

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La tradición de los buches de Arrecife

Los buches de Arrecife en Lanzarote quieren ser reconocidos como patrimonio inmaterial de Canarias para posteriormente solicitar su reconocimiento en la Unesco

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Los buches de Arrecife son una arraigada tradición en la isla de Lanzarote. Comienzan en la construcción de una réplica de un antiguo bote canario y la recreación de los carnavales tradicionales.

La iniciativa parte de la asociación Parranda Marinera del Buche. Buscan conservar las tradiciones de la cultura popular porteña de la capital de Lanzarote. En la actualidad reúnen documentación y preparan un inventario de las manifestaciones culturales que hay alrededor de los buches.

Qué son los buches de Arrecife

Representación de los buches de Arrecife / Turismo de Lanzarote
Representación de los buches de Arrecife / Turismo de Lanzarote

Según el artista y secretario de la asociación, Juan David Machado, es un objeto tradicional. Un objeto que servía en carnavales para darle golpes en el trasero a los transeúntes y en los bailes de chanza o de burla hacia los pueblos del interior de la isla.

Los buches surgen del estómago de una especie de tiburón que tiene su hábitat en las costas próximas a Canarias. De él se coge únicamente la piel exterior que se infla con aire como si fuera un globo, tras haberla curtido en salmuera y secado.

De estas manifestaciones de la cultura porteña, explica a EFE Machado, se tiene constancia por documentos de distinta índole desde el siglo XVIII. En esa época usaban las vestimentas propias de la época aunque «carnavalizadas», utilizando lentejuelas, bordados y colores vistosos en las telas.

«Los buches no dejan de ser un reflejo de esta cultura nuestra», asegura. También afirma que nacen a partir de una «mezcla de tradiciones» entre distintas regiones que tienen contacto con el archipiélago. Algo similar a lo que ocurre con la cultura canaria en general.

Para llegar al objetivo final de protección de esta tradición ancestral, la Parranda Marinera del Buche organiza «diversas actividades y eventos para difundir» la cultura porteña. Además crea «nexos de unión con otros profesionales a nivel canario que están realizando tareas similares y aunar, así, esfuerzos para que el patrimonio inmaterial sea tenido en cuenta por el Gobierno» regional.

Un bote canario

Entre esas actividades y eventos que buscan difundir la iniciativa de la asociación, está la creación de una réplica de un antiguo bote canario -precursor de los botes de vela latina actuales- utilizando para ello la carpintería de ribera.

Para llevarlo a cabo, cuentan con el trabajo del maestro carpintero Agustín Jordán. «Llevo muchos años involucrado en ir rescatando las cosas antiguas, y en este proyecto queríamos un barco que representara a Arrecife, mantenernos fieles en las velas, en la figura del casco», indica en conversación con EFE.

Tal es la fidelidad con que quieren engendrar este proyecto que están utilizando, como se hacía antaño, las maderas que se pueden encontrar en islas como Lanzarote, que no son tan boscosas como La Palma o Madeira, y que por tanto obligaban a empleaban recursos limitados a sus circunstancias.

De esta manera, Jordán está usando madera de acacia majorera, especie que se puede encontrar a modo ornamental en espacios públicos y jardines. En concreto, las varas o ramitas que se van cayendo de los árboles, las cuales va tratando para crear cuadernas, en lo que es un auténtico «aprovechamiento de recursos».

Esta iniciativa se presentó a la convocatoria de proyectos artísticos, culturales y educativos de los Centros de Arte, Cultura y Turismo del Cabildo de Lanzarote de 2023. Su consejo evaluador le dio los votos favorables para patrocinar su parte constructiva.

Tiene tres funciones: ser parte de los carnavales tradicionales. También como pieza para un futuro museo que pretende abrir la Parranda. Además es una forma de favorecer la conservación de la carpintería de ribera.

Esta manifestación artesanal está en riesgo de desaparecer . En parte debido a que la población canaria «no tiene una relación directa con el carpintero, con la cultura, con el artesano», en palabras de Jordán.

Indica que él, que ha viajado por muchos lugares, sí ha visto «más respeto por ese trabajo» en otras latitudes.

Bailes de carnaval buche en mano

Más allá del bote canario, en los carnavales de Arrecife, que se celebran la primera quincena de febrero, también quieren estar presentes con una recreación de las carnestolendas tradicionales de la ciudad, en las que los buches tenían un gran protagonismo.

El día del carnaval tradicional de Arrecife, la Parranda Marinera del Buche sacará sus mejores galas para honrar la cultura porteña y, de paso, visibilizar su trabajo a la población. En esa tarea, juega un papel importante Rubén Valiente, director de baile de la asociación. Es el encargado de organizar a sus miembros para hacer la danza esa jornada.

«No es un baile al uso, no está regido a nada más allá de ti mismo, de tu forma de ser, de bailar y de participar con la ciudadanía. Y de ahí lo divertida y diferente que es esta tradición», comenta Valiente. que pone el foco en esa interacción con la población que sale a las calles a pasar un buen rato: «Eso es el carnaval en sentido estricto».

Aunque ahora sus esfuerzos se centran en esta suerte de representación escénica, ya se ha sumado un «grupo importante» de personas con «alegría y ganas de participar». Debido al apoyo están preparando «alguna cosita para más adelante» con el fin de ir llevando, poco a poco, «ese arraigo a las calles».

Con estos pequeños pasos, la Parranda Marinera del Buche pretende llevar a buen puerto su plan. Buscan lograr la designación de patrimonio inmaterial de una ancestral tradición que, lejos de lo que pudiera esperarse, no se ha quedado anquilosada. «Somos una asociación totalmente abierta, inclusiva, donde las letras que se están haciendo ahora hablan del mundo de hoy, del sentir popular», asegura Machado.

Por ello, no buscan únicamente conservar el pasado y poder mantenerlo, sino también «seguir innovando a partir de la raíz popular». Y que la Unesco lo oiga alto. 

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