Una iniciativa de Terapican que, tras 800 intervenciones, concluye que tener un perro cerca ayuda a prevenir el sentimiento de soledad en personas mayores
Las actividades asistidas con perros pueden reducir hasta en un 60% el sentimiento de soledad de las personas mayores, según expone Pedro Oliver, presidente de la Asociación Canaria de intervenciones asistidas con perros (Terapican)
Oliver hace esta afirmación tras las más de 800 intervenciones que han realizado con este animal en diferentes ámbitos y colectivos. Una iniciativa englobada en el marco del programa ‘Compartiendo vida’. Se trata de un proyecto de la asociación subvencionado por el Gobierno de Canarias y dirigido a los adultos mayores.
Además, tras la pandemia del coronavirus, Oliver ha apuntado que el aislamiento social, la soledad, los problemas de ansiedad, el deterioro funcional o cognitivo de las personas mayores han hecho que la demanda de intervenciones asistidas con perros «se haya duplicado». A su vez, ha indicado que estas actividades en el último año fueron «en el 90% de las situaciones» para reducir el sentimiento de soledad.
«El perro se convierte en un catalizador de emociones, un facilitador social y fuente de bienestar biopsicosocial», matiza el presidente de la asociación.
En relación con ello, la psicóloga de Ballesol Las Palmas, Amanda Librero, añade que además se observa en diferentes intervenciones como «muchas» de las personas mayores quieren «hablar entre sí, reírse juntos durante la sesión. Esto favorece las dinámicas de grupo, la orientación temporal y espacial, y evita el aislamiento comunicativo».
Así, el tener un perro cerca hace que se deje de tener pensamientos «negativos de pérdidas, deterioro físico o falta de relaciones sociales asociadas a la vejez. Una caricia, cepillar o jugar con un perro hace que no sólo se pueda prevenir el sentimiento de soledad, sino que mejorará el ritmo cardiaco y disminuirá la presión sanguínea», expone Librero.
Las personas mayores que interactúan con perros «van menos al médico»
El estudio se ha realizado a los 17 participantes de la residencia Ballesol Las Palmas. Al respecto, la psicóloga de Terapican, Javiera Sáez, que desarrolla las intervenciones, expone que las personas mayores que interactúan con perros «van menos al médico. Del mismo modo, tienen mayor actividad física y más sentido del humor, llegando a sonreír más veces que a aquellos que no tienen esta compañía».
Ante esta experiencia, defienden que las personas que viven en las residencias pueden experimentar sensación de soledad a pesar de estar acompañadas o llegar a aislarse, si bien los participantes en este proyecto afirman que los perros son «una de sus principales fuentes de apoyo social». A ello suman que «más del 75% de las personas mayores encuestadas estaría dispuesta a compartir» su vida con un perro.
Así, las intervenciones se hacen mediatizando actividades lúdicas en forma de juegos de dame-toma, trivial y bingo perruno, talleres de croché o desarrollando hábitos alimenticios. El objetivo es provocar que las «buenas formas usadas con el perro se generalicen a los iguales».