El geógrafo Pablo Máyer alerta de que el crecimiento urbano y la ocupación de zonas inundables aumentan la vulnerabilidad del Archipiélago ante los fenómenos extremos
La Casa-Museo León y Castillo de Telde acoge hasta el 25 de octubre las XV Jornadas de Cultura del Agua, organizadas junto a la Asociación Cultural El Bloque. El encuentro invita a reflexionar sobre el agua como recurso vital y bien cultural en Canarias. El doctor en Geografía y profesor titular de la ULPGC Pablo Máyer Suárez inauguró el ciclo con una conferencia sobre inundaciones históricas y fenómenos meteorológicos extremos en el Archipiélago.

Máyer subrayó que la mayor parte de los daños por desastres naturales en el mundo están relacionados con el clima. Canarias, afirmó, es una región altamente vulnerable a estos fenómenos, donde las inundaciones causan los mayores daños materiales y humanos. Su ponencia busca concienciar sobre la necesidad de estudiar y prevenir estos procesos desde una perspectiva científica y de gestión del riesgo.
Vulnerabilidad creciente por la ocupación del territorio
El geógrafo explicó que el riesgo de inundación se mide en función de la peligrosidad natural, la exposición social y económica y la vulnerabilidad del sistema. En Canarias, advirtió, la exposición ha aumentado en las últimas décadas debido al crecimiento urbano desordenado, lo que incrementa el número de personas y bienes afectados. Sin embargo, destacó también los avances en prevención y gestión de emergencias, que han reducido parcialmente la vulnerabilidad.
Entre 2000 y 2024, las temperaturas extremas han causado veinte muertes en Canarias, cifra similar a la de los temporales de mar. Las inundaciones provocaron catorce fallecimientos y los deslizamientos, diez. En el plano económico, las indemnizaciones por fenómenos meteorológicos adversos alcanzaron los 300 millones de euros, según el Consorcio de Compensación de Seguros. Los embates de mar concentran el 75 % de los siniestros.
Máyer recordó que el peor temporal de la historia canaria, en 1826, dejó más de 250 víctimas mortales. Las lluvias intensas generan deslizamientos, desprendimientos y vertidos contaminantes, que obligan al cierre de playas por contaminación. Además, la saturación de los sistemas pluviales agrava los daños en viviendas, comercios e infraestructuras.
Telde, Mogán y Las Palmas de Gran Canaria, puntos críticos
El experto alertó sobre las zonas urbanas cercanas a la desembocadura de barrancos, donde el crecimiento urbano ha reducido la capacidad de evacuación del agua. Telde, Puerto Rico (Mogán) y Las Palmas de Gran Canaria presentan puntos críticos donde los barrancos han sido cubiertos por edificaciones y vías. “Los técnicos municipales conocen estos puntos, pero no siempre se actúa a tiempo”, lamentó.
Aunque no se observa un incremento sostenido de episodios extremos, el calentamiento global aumenta la energía atmosférica y, por tanto, el potencial de lluvias intensas. Máyer destacó que entre 2010 y 2020 solo hubo cinco episodios con más de 200 mm en 24 horas, pero es previsible que surjan eventos de origen tropical con mayor intensidad.
Solo nueve municipios canarios cumplen la normativa actual
El profesor fue contundente: “No se puede seguir construyendo sobre zonas inundables”. Reclamó que el planeamiento territorial impida la ocupación de los cauces y zonas de riesgo, y que se mejoren las redes de evacuación pluvial. También propuso reducir superficies impermeables en urbanizaciones mediante pavimentos filtrantes. “El coste no puede ser una excusa”, insistió.
Máyer concluyó que Canarias está mejor preparada, pero solo en los municipios con planificación adaptada a la ley vigente. De los 88 municipios del Archipiélago, solo nueve cumplen los requisitos. Las evaluaciones medioambientales posteriores a la Ley 4/2013 permiten zonificar riesgos y planificar zonas seguras para evacuaciones. Sin embargo, advirtió que queda mucho por hacer para prevenir los efectos de futuras inundaciones.