Emisión, miércoles a las 00:30 horas en Canarias Radio
(Disponible en los podcast del programa)
El magazine de Historia en Canarias Radio se adentra en los mecanismos del NO-DO, Noticiarios y Documentales Cinematográficos, puesto en pie por la maquinaria de la Dictadura de Franco en la España de los años 40 y 50 del siglo XX ¿Qué imagen de Canarias fabricó el NO-DO? ¿Cómo veían al resto de España los canarios de entonces? ¿Qué imagen de Canarias y de España veían en el exterior?
Y de puertas para adentro, el NO-DO fue para varias generaciones de españoles la única ventana por donde entraba un mundo igualmente idealizado y controlado por la maquinaria de propaganda del Régimen. Cabe preguntarse, entonces, ¿hasta qué punto el NO-DO modeló la imagen actual que tenemos de Canarias y de nosotros mismos?.
(…) El lunes 4 de enero de 1943 se emitía por primera vez en las salas de cine españolas el NO-DO, acrónimo de Noticiarios y Documentales Cinematográficos. Su proyección al comienzo de las sesiones era de total obligatoriedad, ejerciendo un monopolio en la producción y distribución informativa en todo el país1 . En 1976, tras la muerte del dictador Francisco Franco Bahamonde (4 de diciembre de 1892- 20 de noviembre de 1975), el NO-DO se mantuvo en pantalla de forma voluntaria, hasta su total extinción en 1981. Las instituciones franquistas, en concreto la Secretaría General del Movimiento, mediante la Vicesecretaría de Educación de FET y de la JONS, controlaba la prensa propagandística (prensa, radio, teatro, televisión y cine), y la Sección de Cinematografía y su jefe de Negociado de producción, Joaquín Argamasilla, habían expuesto en 1942 la necesidad de crear un noticiario oficial estatal. El franquismo consiguió no solo filtrar las noticias que llegaban a los medios desde el exterior, sino que censuró y prohibió cualquier producción y distribución que no fuera promovida o supervisada por el propio Estado. El 22 de diciembre de 1942 aparecen en el Boletín Oficial del Estado2 las disposiciones de la creación del NO-DO, firmadas por Arias Delgado. En ellas leemos: Disponiendo la proyección obligatoria y exclusiva del Noticiario Cinematográfico Español y concediendo la exclusividad absoluta de reportajes cinematográficos a la entidad editora del mismo, Noticiario y Documentales Cinematográficos «No-Do». […] Artículo 1.o A partir del día primero de enero de 1943 no podrá editarse en España, sus posesiones y colonias, ningún noticiario cinematográfico ni documental de este tipo, que no sea el Noticiario Cinematográfica Español «No-Do». […] Art. 3.o A partir de esta misma fecha, ningún operador cinematográfico que no pertenezca a la entidad Noticiarios y Documentales Cinematográficos «No-Do», o que trabaje debidamente autorizado por éste, podrá obtener reportajes cinematográficos bajo pretexto alguno. Igualmente, ningún laboratorio podrá manipular película cinematográfica de este tipo que no haya sido rodada por los operadores autorizados anteriormente […].
Cuatro décadas de estereotipos
La producción del NO-DO se desarrolló entre 1943, (siete años después de que los franquistas ganaran la guerra), y 1981, (seis años después de la muerte del dictador). Casi cuarenta años de emisiones en los Cines y en la Televisión, –por entonces una recién llegada a los hogares españoles–, que edificaron una cadena de estereotipos que, en el caso de Canarias, todavía perviven en el imaginario colectivo.
‘Episodios Insulares’ analiza el papel del NO-DO como potente fábrica de una España ideal ajustada a los parámetros de la Dictadura, y para ello cuenta con la investigadora Sandra Medina Rodríguez, graduada en Historia del Arte por la Universidad de La Laguna, con un posgrado en Máster en Cinematografía.
(…) De esta forma NO-DO se convertía en el principal proveedor de imágenes documentales e informativas a la que tenían acceso los espectadores, décadas antes de que la televisión (también controlada por el Régimen) se introdujera de forma significativa en los hogares españoles. Además, la distribución del informativo traspasó fronteras, proyectando en el exterior una imagen del país ideada y diseñada por el franquismo: estados como Alemania, Francia, Inglaterra, Italia, Estados Unidos, Portugal, Brasil3 recibían nodos que, dependiendo del país al que llegaran, eran manipulados antes de su distribución. Se estableció un intercambio de noticias con el extranjero, como explicaba Alberto Reig Gozalbes4 , primer subdirector de NO-DO entre 1943 y 19525”.
El mito de «Las Afortunadas«
(…) «La primera visión que tuvieron los españoles, (y los ciudadanos de los países hasta los que llegaba el noticiario), perfilada por NO-DO fue la de una Canarias tradicional, campesina, rural. De felices habitantes fervientemente adheridos al franquismo y de rigurosa religiosidad. Era una región con particularidades, pero indudablemente parte de un destino común, una nación cuyos aglutinadores eran la grandeza de la nación española y la Iglesia. Las romerías y bailes de magos –que apenas contaban con 40 años de implantación– se repetían en las informaciones sobre las islas, en las que aparecía un pueblo jovial que vivía en una situación de despreocupación» (…).
Descartaba el noticiario informar de la dura situación económica y social de las islas: la hambruna, la emigración, las voces opositoras, revueltas sociales y la escasez de recursos no tenían cabida en la imagen ideada por NO-DO. Las únicas catástrofes dignas de ser expuestas eran las naturales, ante las cuales se rodaban y exhibían las visitas de ministros o altos cargos franquistas como salvadores de los estragos de tales tragedias. Además, asistían incesantemente a inauguraciones de infraestructuras con fines sociales y económicos y, gracias al Estado, Canarias se sobrepondría al aislamiento insular: pese a su lejanía tendría a su alcance el progreso. Con la llegada del turismo de masas se retomó con fuerza el mito de las «Islas Afortunadas»: tierras fértiles, exuberante vegetación, eterna primavera, tapiz tropical, abundante sol, paz y descanso. Se impuso la imagen de un paraíso pensado para el turista, al que le resultaba «[un destino] muy tentador […], a muy pocas horas de vuelo de los países europeos de largas noches invernales y temperaturas bajo cero» (nodo 1411 B, 19 de enero de 1970).
(…) Pero con la llegaba del turismo masivo poco mejoraba la vida de la mayoría de los canarios. «Las Hespérides» se abarrotaban de hoteles y complejos turísticos que trajeron leves mejoras laborales a las islas y grandes rentas a unos pocos empresarios e inversores. (…) Todo lo comentado, dibujado por el NO-DO, sigue formando parte del imaginario que muchos españoles tienen respecto a Canarias: seguimos siendo las «Islas Afortunadas» de habitantes alegres, de bailes de magos y vida despreocupada. Como quedó escrito en el artículo de Primer Plano ya referido: «Revélavase con ello cómo la amplia mirada del Caudillo escrutaba este gran horizonte industrial de nuestra Patria, intuyendo la importancia que el cine tendría que alcanzar». 2019”.
Extractos de la investigación realizada por Sandra Medina Rodríguez, graduada en Historia del Arte por la Universidad de La Laguna y posgrado en Máster en Cinematografía.