Félix García, jefe del Servicio de Psiquiatría Hospital Universitario de La Palma, señala que ha sido un problema de malestar emocional, preocupación e incertidumbre ante el futuro, que tiene bastante que ver con lo socioeconómico que con lo psiquiátrico
Tras la erupción volcánica, La Palma no solo ha tenido que reconstruir lo material, también la salud emocional de las personas. Con motivo de la celebración esta semana del Día Mundial de Salud Mental, el Hospital de La Palma ha hecho balance de cómo está la situación.
En este sentido, aparte de todo lo negativo que trajo consigo la erupción, el volcán llegó en un momento en el que La Palma seguía sufriendo las consecuencias de la pandemia y hubo que reforzar mucho la atención a las personas durante esos meses y los posteriores. Cuatro años después las cifras revelan que las tasas de suicidio fueron mayores antes de la erupción.
«En 2020 tuvo un punto de inflexión donde subió hasta el 2021, coincide con la pandemia, y a partir del 2021, que fue cuando irrumpió el volcán a finales de año casi, en el último trimestre, esos datos bajaron otra vez y se estabilizaron en una tasa en torno a seis, siete casos por 100.000 habitantes», ha señalado Félix García, jefe del Servicio de Psiquiatría Hospital Universitario de La Palma.

Más socioeconómico que de salud mental
Aunque existió el temor de que el volcán generara una epidemia de salud mental. «Perdieron su lugar de origen, su lugar de sus padres y sus abuelos, y eso no se ha recuperado la gente todavía. Ahora, convertir eso en un problema psiquiátrico es mucho», ha explicado el especialista.
Sin embargo, «es un problema de malestar emocional, de tristeza, de preocupación, de incertidumbre ante el futuro, que tiene bastante que ver con lo socioeconómico, no tanto con lo psiquiátrico«, ha concretado García. especialista.
Por ello, fueron las personas mayores quienes más problemas presentaron al tener más difícil reconstruir su vida y bienestar.