La Romería está enmarcada dentro de las fiestas patronales de la villa de La Orotava
La Orotava se engalanó para vivir uno de sus días grandes con la celebración de la gran Romería de La Orotava en honor a San Isidro Labrador y Santa María de la Cabeza. El folklore y la tradición fueron los auténticos protagonistas de estas fiestas patronales.
Este ha sido el cierre por todo lo alto a sus fiestas patronales que han contado con la participación de 80 carretas que han desfilado junto a más de 25.000 personas de distintos puntos de la isla.
La 88 edición de esta celebración llega después de una agenda de actividades en la villa que ha contado con las celebraciones por el Corpus Christi, la elaboración del magno tapiz con arena procedente del parque nacional del Teide y de las alfombras florales, el baile de magos, la feria de ganado y la Subida de los Santos.
Las calles del municipio se han visto abarrotadas desde primera hora de la mañana para la celebración de la eucaristía en la iglesia de la Concepción. Después, ha tenido lugar la procesión hasta la Casa de los Balcones de los santos patronos, San Isidro Labrador y Santa María de la Cabeza.

Una vez concluido el homenaje, las parrandas, las carretas y los animales han comenzado a desfilar lentamente, mientras el vino y la comida tradicional canaria han repuesto a los presentes para una larga jornada marcada por el intenso calor.

La 88 edición
Un recorrido que ha finalizado con la llegada de los santos a El Calvario. Los santos han recibido la venia, pero no así la fiesta, que ha continuado después con las actuaciones de las orquestas Timbara y Olimpia y del Dj Renzzo El Selector.
La Sociedad Liceo Taoro ha llevado a cabo a su vez el octavo concurso de carreta, carro y grupo folclórico, valorando la originalidad de los diseños dentro de los elementos y recursos de la tradición romera.
Historia de la romería
El origen de esta celebración hunde sus raíces en el siglo XVI, cuando los labradores del municipio rendían homenaje a San Benito Abad. Ya en el siglo XVII, con la canonización de San Isidro Labrador, comenzó a cobrar fuerza el fervor hacia este santo, protector del campo y el ganado.
En los siglos XVIII y XIX, esta fiesta se consolidó entre los habitantes de la villa, que pedían al santo protección para su ganado. Sin embargo, fue en 1935 cuando adquirió un nuevo impulso gracias a la iniciativa de César Hernández Martínez, presidente de la Sociedad del Liceo de Taoro. Su propuesta de popularizar la celebración religiosa con elementos más festivos, como carretas engalanadas, grupos folclóricos y parrandas, fue acogida con entusiasmo y aprobada por unanimidad. El éxito fue inmediato, y desde entonces, las fiestas adoptaron ese carácter lúdico y participativo que las define hasta hoy.
Desde entonces, entre mayo y junio, La Orotava se llena de color, tradición y devoción con esta romería que en 1980 fue reconocida como Fiesta de Interés Turístico Nacional.