Los expertos apuntan que las sectas pueden llegar a provocar daños psicológicos, además de consecuencias económicas y laborales
En Canarias existen alrededor de 70 sectas distintas en activo. El abuso emocional que ejercen en sus integrantes puede derivar en daños psicológicos, depresión mayor, ideas suicidas o falta de comunicación.
Uno de los mitos más comunes es vincular los movimientos sectarios al ámbito religioso. Se trata del predominante, pero no es el único. El psicólogo especialista en sectas, Manuel Pérez, afirma que «también hay de tipo empresarial o deportivo».
Uno de los ejemplos más actuales proviene de un bosque de Kenia, donde los fieles de una secta desenterraron a más de 100 personas para encontrar a Jesús. Las consecuencias pueden terminar en penas de prisión, pero, en otros casos, también pueden ser económicas.
«Hay casos en los que pueden perder su dinero porque todo lo que tienen va a parar a la organización. También pueden acarrear consecuencias labores porque llevan 10 años en una organización en la que supuestamente han estado trabajando, pero no tienen vida laboral», apunta Manuel.
Canarias es la cuarta comunidad autónoma con más sectas en el territorio nacional, después de Valencia, Barcelona y Madrid.