Cuenta atrás para la vuelta al cole: consejos para suavizar el cambio de rutinas

Queda el tiempo justo para implantar algunos cambios que ayuden a nuestros hijos e hijas a adaptarse mejor al cambio de rutina que supone la vuelta al cole tras más de dos meses de vacaciones

El impacto dependerá de la edad, etapa, personalidad y contexto de cada menor, pero en todos los casos hay un enorme contraste entre las rutinas de verano y las que comenzarán en unas semanas. Las madres y padres pueden ayudar mucho a minimizar esta incertidumbre y el choque de hábitos. De hecho, estamos ya en el tiempo de descuento para poner en práctica algunos consejos para lograrlo. Los detallamos a continuación.

Cómo preparar a los niños para la vuelta al cole después de más de dos meses de vacaciones
Cómo preparar a los niños para la vuelta al cole después de más de dos meses de vacaciones

Establecer rutinas con antelación

La vuelta al colegio es una etapa de ilusión, pero también de retos para muchas familias: adaptarse a rutinas, gestionar emociones y afrontar el desembolso económico que conlleva. Estos son los aspectos clave que las familias pueden cuidar para hacer la transición más suave y segura. Una o dos semanas antes del inicio del curso, es vital ir ajustando los horarios de sueño y alimentación para evitar un choque brusco con la rutina escolar.

No se trata de que madruguen a la misma hora que lo harán durante el curso, pero sí de ir acortando las horas de sueño de forma gradual. Irse a la cama más temprano y a la misma hora y hacer lo mismo por la mañana. Mantener horarios consistentes, incluso los fines de semana, facilita la adaptación al nuevo ritmo.

En cuanto a las comidas, los desajustes del verano se pueden ir revirtiendo con normas más estrictas. Poner las comidas en horarios más cercanos a los que tendrán a partir de septiembre, haciéndolos coincidir, por ejemplo, con el de comedor.

Atención a la salud física

Uno de los primeros aspectos a cuidar es la salud física. Una revisión pediátrica antes del inicio del curso puede asegurar que las vacunas estén al día, así como verificar la visión y el estado general de salud.

A esto se suma la importancia de una alimentación adecuada: comenzar el día con un desayuno completo, rico en proteínas y carbohidratos complejos, es clave para mantener la energía y la concentración durante las horas escolares.

Ya podemos ir restringiendo la ingesta de helados y otros «caprichos» de verano, para irlos sustituyendo por otro tipo de alimentos más saludables y más parecidos a lo que solemos ofrecerles durante el curso.

Preparación emocional y comunicación

En paralelo, es fundamental preparar el terreno emocional. El inicio del curso puede despertar una mezcla de emociones, que van desde la ilusión hasta el nerviosismo o, en algunos casos, regresiones en la conducta como llantos o rabietas. Como señala el neuropsicólogo Álvaro Bilbao, estas reacciones son parte del proceso de adaptación y deben ser acompañadas con calma, afecto y sin exigir más de lo necesario. Acompañar desde la empatía, aceptando sus inseguridades, fortalece el vínculo y facilita la adaptación.

También es importante cuidar la manera en que nos comunicamos. Una vez iniciado el curso, más allá del clásico “¿cómo te fue en el cole?”, conviene usar preguntas más concretas que inviten a compartir experiencias reales, como “¿qué fue lo más difícil de hoy?” o “¿con quién jugaste?”. Estas pequeñas acciones favorecen el diálogo y refuerzan el interés por el mundo emocional de nuestros hijos.

Implicación en los preparativos

Además de gastos, la compra del nuevo material y libros puede generar ilusión en el alumnado si se le plantea como un nuevo comienzo. Es importante que se sientan partícipes de los preparativos del nuevo curso. Para ello, se les puede leer la lista de lo que hay comprar y llevarlos a los comercios para que elijan su mochila, su estuche o el material.

Una vez adquirido, pueden involucrarse en la preparación de la bolsa y la ropa escolar. Se les puede explicar cómo se distribuirá la semana con los nuevos horarios, que también se pueden elaborar de forma conjunta en algún tipo de cartel para que sea visible en la habitación.

Por último, disponer en casa de un espacio tranquilo, organizado y libre de distracciones para el estudio es clave para fomentar la concentración, la responsabilidad y una rutina saludable. Todo esto contribuye a que la vuelta al cole no se viva como un salto abrupto, sino como parte de un proceso cuidado y acompañado, donde el bienestar del niño está en el centro.

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