Los expertos señalan que la expresión correcta para referirse a los nuevos terrenos ganados al mar es ‘delta lávico’ o ‘isla baja’, no ‘fajana’
Los expertos quieren cerrar el debate lingüístico en torno a las expresiones ‘delta lávico’, ‘isla baja’ y ‘fajana’. Se trata de términos que han entrado en nuestro vocabulario desde que erupcionó el volcán de La Palma.
Según indican, la palabra ‘fajana’ es de origen portugués y pervive en el lenguaje popular de La Palma, El Hierro y Tenerife.
El catedrático de Filología Española de la ULPGC, Maximiano Trapero, aclara que la palabra ‘fajana’ es un canarismo pero con un significado diferente al de la lava que cae al mar. La fajana es el desprendimiento de materiales sedimentarios que caen de un risco, de una ladera muy pronunciada, pero siempre del interior y no de la lava.
Por lo tanto, la expresión correcta para referirse a los nuevos terrenos ganados al mar por la lava es ‘delta lávico’, dice Francisco José Torrado, catedrático de Petrología y Geoquímica de la ULPGC. Añade, además, que el canarismo que se suele emplear para los deltas lávicos es ‘isla baja’ y no ‘fajana’.
«Así, -subraya-, un delta lávico es la desembocadura de una lava que nace en tierra y desemboca en el mar, ganando terreno».
Los filólogos recomiendan repasar los diccionarios de canarismos para usar la terminología tradicional.