Djokovic vence al ruso Medvedev en la final y pasa a ocupar el número uno del ranking de la ATP desplazando al español Carlos Alcaraz
El serbio Novak Djokovic venció este domingo en la final del US Open (Abierto de Estados Unidos) al ruso Daniil Medvedev y conquistó así su ‘grand slam’ número 24, con lo que igualó el legendario récord de Margaret Court.
Djokovic, nuevo número uno del ranking de la ATP en lugar de Carlos Alcaraz, doblegó a Medvedev, verdugo del español en semifinales, por 6-3, 7-6 (5) y 6-3 en tres horas y 17 minutos.
De 36 años, el balcánico estaba empatado hasta hoy con Serena Williams (23 ‘grand slam’) como el tenista hombre o mujer con más ‘grandes’ en la Era Open, pero ahora tiene en solitario el récord de la Era Open y comparte la marca absoluta con Court.
Paciencia en el arranque
Advertía cauto Djokovic antes de salir al Arthur Ashe Stadium, atiborrado de estrellas (Nicole Kidman, Leonardo DiCaprio, Charlize Theron, Sting…) y con la cubierta cerrada por el día lluvioso en Nueva York, que Medvedev es «uno de los jugadores mentalmente más duros» del circuito.
El de Moscú venía de dar una lección imperial contra Alcaraz desde el fondo de la pista, pero el serbio aceptó el desafío y planteó un partido rocoso, de peloteos eternos y de puntos cocinados a fuego muy lento.
Djokovic exhibió una paciencia soberbia, sabiendo además que entraba en un terreno donde Medvedev es experto en poner trampas aquí y allá con sus latigazos, y fue madurando poco a poco cada punto sin salirse en ningún momento del guion ni caer en la precipitación.
En cambio, Medvedev, que pareció un muro infranqueable hace solo dos días, entró mal al partido, concedió su primer saque con un juego en blanco (2-0) y en toda la primera manga pareció extrañamente incómodo.
Todo lo contrario reflejó Djokovic, que en ningún momento se relajó y que con mano firme selló el primer set en 48 minutos sin que Medvedev tuviera ni una sola opción de rotura.
Sacrificio en el desenlace
El ruso dio un paso al frente en la segunda manga: arriesgó más en busca de golpes ganadores asumiendo el riesgo de que crecerían sus errores no forzados.
Al otro lado de la red, Djokovic empezó a dejar señales claras de fatiga y de que su físico no estaba a la misma altura que la de un Medevev con los pulmones de un maratoniano.
Así, el ruso amenazó por fin el saque de Djokovic y, en un juego vibrante de más de 12 minutos, tuvo su primera opción de ‘break’ cuando se habían disputado ya una hora y 45 minutos de partido.
Sin embargo, Djokovic la resolvió con una preciosa volea a bote pronto (4-4).
Estiraba sus músculos, buscaba sensaciones, acortaba el juego buscando dejadas y voleas…
Pero Djokovic volvió a meterse en problemas con otro juego larguísimo de 11 minutos en el que Medvedev llegó a tener un punto de set que malgastó al no ver un ‘passing’ de revés como una autopista.
‘Nole’, airoso de nuevo, parecía estar en una callejón sin salida ante un Medvedev superior y dominante.
Al límite físico
La madre del serbio rezaba en la grada y algún dios del tenis le escuchó, ya que su hijo acabó llevándose el ‘tie break’ cuando lo tenía todo en contra.
Esa segunda manga interminable de 105 minutos extenuantes y de magnífico tenis les dejó con el tanque vacío de gasolina: Djokovic se fue al vestuario y Medvedev recibió atención médica en la pista.
Poco después, el moscovita se cayó en una subida a la red y se quedó tirado en el suelo. Djokovic saltó al otro lado de la pista para ayudarle, pero el ruso se levantó sin mayores problemas.
Más le costó recuperarse del golpe mental de haber dejado escapar vivo a su rival en el segundo set y en el tercero, con un ritmo mucho más rápido, concedió dos ‘break’ consecutivos (4-2).
Djokovic también estaba al límite y perdió una vez su saque. Pero en cuanto vio que el triunfo estaba ya a la vista, apretó los dientes y estiró la mano para alcanzar otro hito histórico en una carrera de leyenda.