La Sociedad Española de Epidemiología alerta del uso del concepto de reducción de daños por la industria del tabaco y reclama nuevas medidas tras 20 años de legislación
La XLIII Reunión de la Sociedad Española de Epidemiología (SEE), que se celebra en Las Palmas de Gran Canaria, ha dedicado varios de sus espacios clave a debatir sobre los retos actuales en torno al tabaquismo, una de las principales causas evitables de enfermedad y muerte en España.
Julia Rey Brandariz, profesora ayudante doctora de la Universidad de Santiago de Compostela, expuso en la mesa “Lección Joven” una ponencia centrada en la mortalidad atribuida al consumo de tabaco y a la exposición al humo ambiental del tabaco. En su intervención, ofreció datos actualizados sobre la situación actual de esta adicción y sus consecuencias para la salud.
En España, el consumo de tabaco causa entre 50.000 y 60.000 muertes anuales. Mientras, otros 750 fallecimientos aproximadamente se atribuyen a la exposición al humo ambiental del tabaco. Y todas estas muertes son evitables.
En las últimas estadísticas, se ha constatado además que la carga de mortalidad atribuida al consumo de tabaco está disminuyendo en hombres, pero aumentando en mujeres, debido a un patrón de consumo más tardío. Por ello, los expertos reivindican la necesidad de aplicar perspectiva de género en las estrategias de prevención y control.
Cigarrillos electrónicos
A través de ponencias técnicas, mesas de debate y la presentación de una monografía, el Congreso ha analizado las estrategias que han funcionado. También las que no han dado los resultados esperados y los nuevos desafíos derivados de la normalización de productos como los cigarrillos electrónicos. Además del rol que está jugando la industria apropiándose de conceptos de la salud pública en su propio interés comercial.
Sobre este tema, una de las citas más importantes ha sido la mesa celebrada bajo el título: “Reducción de daños en tabaquismo: ¿esperanza, espejismo o amenaza?”. Los expertos Esteve Fernández, secretario de Salud Pública de la Generalitat de Catalunya, e Iñaki Galán, investigador científico del Centro Nacional de Epidemiología en el Instituto de Salud Carlos III, debatieron sobre los riesgos y beneficios que suponen los nuevos productos de tabaco. Productos como el cigarrillo electrónico o el tabaco calentado, y su papel en un marco de reducción de daños para el control del tabaquismo.
Esteve Fernández explicó que estos productos mantienen la dependencia a la nicotina. También atraen a jóvenes no fumadores y fomentan la figura del fumador dual, con mayor nivel de adicción. Un fumador que es capaz de combinar el tabaco fumado o no fumado en función del entorno en el que se encuentre. Por eso, los expertos alertan de que no sólo no son la solución, sino que pueden ser la puerta de entrada a un consumo que en otros casos no se daría. Y sobre el que no existe suficiente información.

De hecho, ninguno de los estudios que existen a nivel internacional han sido capaces de encontrar evidencias sólidas que sostengan que estos productos reducen el consumo de tabaco convencional. Además, la mayoría de las alternativas contienen diferentes tóxicos, incluyendo cancerígenos, y metales pesados. Fernández revisó la evidencia acumulada sobre el potencial carcinogénico de los cigarrillos electrónicos.
20 años de políticas antitabaco
El Congreso presentó también la monografía: “20 años de aplicación de las medidas del Convenio Marco de la OMS para el control del tabaquismo en España”. Fue elaborada por el Grupo de Trabajo sobre Tabaco de la SEE y presentada por Mónica Pérez Ríos e Iñaki Galán.
Los autoresseñalan que las políticas puestas en marcha desde la adhesión al Convenio Marco para el Control del Tabaco en 2005 han logrado una importante reducción de la exposición al humo ambiental del tabaco. También la desnormalización en su consumo. Especialmente, a partir de su prohibición en todos los lugares públicos y de trabajo.
Sin embargo, todavía queda trabajo por hacer. La prevalencia de fumadores no se ha reducido tan rápido como se esperaba -en 2020 era del 22,1%-. Tampoco se observa un mayor incremento del abandono del consumo a partir de 2005. España se encuentra todavía lejos de reducir hasta el 15% la prevalencia de tabaquismo. Un objetivo que se recomienda para planificar la estrategia “endgame” -fin de la epidemia- del tabaco.
Además, y tal y como ya explicaron los expertos en las mesas dedicadas al tabaquismo, la industria está diversificando su oferta con nuevos productos de tabaco. Productos que podrían constituir una amenaza para el control y el fin de esta adicción. Como los cigarrillos electrónicos, el tabaco calentado o las bolsitas de nicotina, entre otros.