Las chimeneas de la central de Jinámar han sido «todo un símbolo visual» en el acceso a la capital grancanaria, levantadas en la década de los 70 del pasado siglo
Endesa ha informado de que prevé demoler en el verano de 2022 las chimeneas de la central de Jinámar, en Las Palmas de Gran Canaria, que han sido «todo un símbolo visual» en el horizonte de acceso a la capital grancanaria desde que fueran levantadas en la década de los años 70 del siglo pasado, para dar cobertura energética a la isla de Gran Canaria.
Así a partir del verano de 2022 la chimenea de vapor más pequeña en altura marcará un hito en la historia energética de Canarias porque se demolerá y con ella el desmontaje completo, así como la retirada de material de los grupos de vapor 1, 2 y 3, unos grupos que llevan meses indisponibles.
La retirada incluye las turbinas, los generadores, los condensadores y los equipos auxiliares como elementos más destacados. Una «compleja operación de desmantelamiento sin precedentes» en Canarias, según ha informado Endesa.
Cambio en el paisaje
En este sentido, la responsable del área de Generación de Endesa en Gran Canaria, Luis Varela, ha expuesto que se «cumple con los planes ya avanzados por Endesa para ir caminando en la línea de la descarbonización en Canarias» y en un futuro «orientado hacia las energías renovables y hacia nuevas unidades de Generación gestionables y respetuosas con el medio ambiente».
Varela ha añadido que «habrá un cambio en el paisaje de la zona con la desaparición de esta chimenea», al tiempo que expuso que también se ha optado por realizar la obra en distintas fases para hacer la instalación «lo más segura posible».
Así, indican, que «curiosamente esta chimenea ha sido sometida recientemente a reparaciones superficiales» en su estructura exterior para mantener «su integridad y garantizar» la seguridad del personal que trabaja en la central de Jinámar. Estas obras de reparación, explican, se hicieron necesarias por la caída de fragmentos de hormigón a consecuencia de la actuación corrosiva diaria del medio marino donde se encuentra enclavada la Central de Jinámar.
Desmantelamiento complejo
El desmantelamiento de estas chimeneas, según apuntan los técnicos, será «complejo», ya que requerirá «de varias fases». Asimismo, tendrá que ser realizado por una empresa especializada en el tratamiento, segregación y valorización, así como posterior reciclaje de residuos.
En este sentido, ha matizado que «hace apenas unos días» que culminó el plazo de licitación de la obra a la que concurrieron cinco empresas. El presupuesto de ejecución de la obra asciende a 1.379.465 euros.
La chimenea tiene una altura de 76,5 metros y un espesor en la base de 50 centímetros que se va reduciendo hasta alcanzar 32 centímetros.
El exterior está estructurado en hormigón armado, mientras que el interior dispone de un revestimiento de ladrillo refractario. Los operarios de la central de Jinámar accedían en el ejercicio diario de su trabajo a las partes más elevadas de la torre mediante un ascensor exterior a la chimenea que se desmontó por cuestiones de seguridad en cuanto dejó de estar operativa.
La empresa que finalmente resulte adjudicataria del proyecto tendrá que instalar plataformas colgadas y apoyadas en la coronación del fuste de la chimenea, por lo que una vez asegurado el acceso al interior de la construcción se procederá a desprender el ladrillo refractario en dirección descendente y de manera manual.
Descartada la demolición por voladura
Además, matizan, que queda descartada la demolición por voladura. En principio se optará por procedimientos como el corte hilo de diamante o con la intervención de robot demoledor con control remoto. También intervendrán otros elementos de apoyo como las grúas.
Varela señala que se ha cuidado «al máximo» que la obra sea «respetuosa» con el medio ambiente y con la integridad física de los trabajadores.
Respecto a los grupos 1, 2 y 3, que ya no funcionan, resalta que el grupo 1 generaba 33.150 kw de potencia; el grupo 2 un total de 40.000 kw y el grupo 3 producía en su día otros 40.000 kw de potencia. En total los tres grupos de vapor han dado un servicio eléctrico de 726.278 horas de funcionamiento.
Primer grupo desde 1972
La central ha albergado cinco grupos de vapor (tres de ellos para potabilizar agua de mar), tres turbinas de gas y cinco grupos de diésel.
El primer grupo se inauguró en 1972 para generar energía eléctrica y desalar agua para el suministro de Las Palmas de Gran Canaria; mientras que el segundo y tercer grupo estaba dedicado exclusivamente a la producción de electricidad y comenzaron a funcionar en 1975 y 1978, respectivamente.
Finalmente, el cuarto y quinto grupo entraron en funcionamiento en 1982 y 1984, respectivamente, cumpliendo también la función doble de producir electricidad y agua desalada.