Dunia García va cada día a verla cuando saca a pasear a su perro, para asegurarse de que está bien, y lucha en las redes sociales para conseguirle un techo “digno bajo el que vivir”.
“Quizás no es el momento para este tipo de cuestiones”, reflexiona Dunia García, cuando pone en una balanza las muertes y contagios por Coronavirus y la situación de desamparo que vive Luz Marina. A secas, sin apellido, esta mujer vive dentro de un coche blanco desde hace días, aparcado en un estacionamiento de Arinaga, Agüimes, Gran Canaria.
Ella tiene una “paguita”, pero con eso no le da para vivir. Hace 16 años perdió su negocio y su casa y desde entonces espera por una casa de protección, que le “han prometido”, pero hoy pernocta en su vehículo. “Yo no entiendo cómo es posible que, pasado todo este tiempo, no le hayan dado un techo, me parece inconcebible”, dice Dunia, a la par de “indignante y desolador”.
La página de Facebook de Dunia se ha convertido estos días en un hervidero de comentarios. Ha utilizado esta red social para intentar ayudar a Luz Marina. Es lo “único” que ella le ha pedido, “ni comida, ni dinero”, ni siquiera compañía, aunque ella se la presta a diario desde hace días, porque no puede estar en la “seguridad” de su casa, sabiendo que “ella está allí sóla”.
La conoció mientras sacaba a pasear a su perro, a donde siempre, a un aparcamiento de Arinaga. Durante días vio que había un coche aparcado, que no se movía y dentro se apreciaba una figura. Un día tomó la decisión de acercarse, mirar por la ventana y allí descubrió a una mujer que lo había perdido todo y que no quería ir a dormir a un albergue. Prefería protegerse del Covid-19 dentro de su turismo. Le preguntó cómo se llamaba, Luz Marina contestó, y si necesitaba algo, sólo quiero que me ayudes con una cosa le dijo: “denuncia mi situación” y en esas anda desde entonces Dunia, a quien Luz Marina le ha calado bien profundo en el corazón.
La primera noche, después de conocerla, tumbada en el sofá con su pareja, no podía parar de pensar: “Me da pena, yo la veo, y me pregunto cómo puedo estar en mi casa y esa mujer sóla en la calle, sin más protección que un coche”, cuenta. “A nadie le gusta vivir en la calle, las circunstancias de la vida dan muchas vueltas, hoy estás arriba y mañana abajo” y ahora esta mujer de 65 años necesita ayuda y “yo se le voy a prestar” . En eso está centrada ahora mismo Dunia, en buscar la fórmula para conseguir que alguien escuche, al que le corresponda, y la ayude a conseguir un techo “digno” para Luz Marina.
El Ministerio promete pagos progresivos ante la avalancha de peticiones.
El Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE) cerró el 30 de abril, la nómina de este mes para los trabajadores incluidos en Expedientes de Regulación Temporal de Empleo (ERTE).
En Canarias, con los datos proporcionados por este organismo, hasta el 24 de abril, había 201.718 trabajadores afectados por alguno de los 27.796 ERTE presentados. Tres de cada cuatro expedientes pertenecen a empresas de menos de cinco trabajadores y solo 217 corresponden a empresas con más de cien empleados. Más de la mitad, el 56 por ciento, pertenecen a los sectores de hostelería y comercio, y hay más de 48.000 trabajadores del sector alojativo, de hoteles y apartamentos.
Avalancha de expedientes
A principios del mes de abril, ante la avalancha de expedientes presentados, muchos trabajadores temieron que no iban a poder cobrar la nómina hasta el 10 de mayo, y esa preocupación vuelve a estar presente.
Esther Martín, secretaria de Acción Sindical de Comisiones Obreras en Canarias, asegura la dirección territorial del SEPE no ha informado del número de trabajadores que ya cobraron en abril y del porcentaje que se espera que no puedan cobrar a tiempo. “Se ha hecho una solicitud por escrito pero no hay respuesta, y es preocupante porque son datos públicos”, afirma.
Cierres en marzo
En la última semana de marzo se presentaron en Canarias más de 8.000 ERTE. Fue la semana en la que cerraron los últimos complejos hoteleros. “La hostelería se adelantó pero por lo general, los hoteles cerraron en esa semana”, señala César Reyes, secretario insular de UGT en Lanzarote.
“Todos los días llaman trabajadores para saber si van a cobrar pero tampoco lo sabemos -dice-, que hay retraso es cierto pero es que si hay el mismo personal y el trabajo se multiplica por tresmil, es imposible”, dice.
Medidas del Ministerio
Reyes señala la dificultad para saber si alguien va a cobrar porque primero comunican al trabajador que está dentro del ERTE pero después el SEPE tiene que tramitar la nómina, y son millones de datos. “Hay un cuello de botella”. Según Reyes, el Ministerio ha prometido que se habilitará una paga extraordinaria.
Esther Martín afirma que el Ministerio de Trabajo ha informado a la Confederación de Comisiones Obras que los pagos se harán de forma progresiva, no solo el día 10. De hecho, el pago habitual del día 10 de cada mes se hará en esta ocasión el 3 de mayo porque los bancos se comprometieron a adelantar el pago. «La única ayuda, entre comillas, de la banca que rescatamos con nuestro dinero es adelantar el pago una semana», dice.
Comisiones Obreras pide que se amplíen los créditos y se inyecte liquidez «si queremos que no se destruya nuestro tejido productivo». «Hay preocupación en aumento desde el 14 de marzo porque hay familias que no han cobrado desde hace dos meses”, dicen.
El sindicato no espera que el Ministerio llegue a tiempo, ni a los 3,5 millones de afectados por los Expedientes, ni a los 900.000 autónomos, ni a las 300.000 empleadas del hogar. El SEPE carece de personal suficiente. Los recortes lo ha dejado con tres mil trabajadores menos en los últimos años.
Sin Información
En Intersindical Canaria manifiestan su sorpresa por la posibilidad de que se retrase el pago. “Nadie nos ha informado de que no se vaya a poder cobrar, ni del SEPE ni del Gobierno de Canarias”, señala Ignacio Rodríguez, secretario de Acción Sindical. “Somos conscientes de que hay una avalancha pero parecía asumible, sería escandaloso que no se cobrase”.
En los cuatro municipios más grandes de Canarias se contabilizan 74 cancelaciones, cifra que casi se dobla en los registros civiles. En los juzgados, la ley sólo obliga a celebrar enlaces en el estado de alarma cuando uno de los novios está en riesgo.
La crisis del coronavirus ha aplazado más de 200 bodas en toda Canarias en poco más de mes y medio, según los cálculos realizados por este medio tras consultar con la Iglesia, los ayuntamientos de los municipios más grandes y la administración de Justicia.
A la espera de tiempos mejores, la pandemia ha dado al traste con muchos banquetes. Sólo en Las Palmas de Gran Canaria, Santa Cruz de Tenerife, La Laguna y Telde se contabilizan 74 cancelaciones. En ocasiones, impuestas por los propios consistorios y, en la mayoría de los casos, decididas por los contrayentes habida cuenta de que el acto sólo se podría celebrar con novios, testigos y poco más.
La pregunta que muchos se han venido haciendo estos días es si están permitidas las bodas bajo el estado de alarma. La respuesta es “depende”. Aquellas que ya tenían realizados los trámites del Registro Civil podían rematarse en los ayuntamientos siempre y cuando estos accediesen y se cumpliesen las normas de seguridad. Por contra, en los partidos judiciales se han paralizado estos procesos, siguiendo el Real Decreto 463/2020 del 14 de marzo.
Esta normativa estableció que debía asegurarse la expedición de licencias de enterramiento, las inscripciones de nacimiento en plazo perentorio y la celebración de matrimonios comprendidos dentro delartículo 52 del Código Civil. Son aquellos casos en los que uno de los contrayentes se encuentra en situación de riesgo de muerte y quieren formalizar la unión ante lo que pueda venir. A las parejas les preocupa quedarse sin pensión o con problemas sucesorios en un trágico final ya conocido (enfermedades terminales).
A vista de municipios
Una circunstancia que, en el caso del Registro Civil de Las Palmas de Gran Canaria, que es el que atiende a un mayor número de población en el archipiélago, no se había producido al acabar abril.
El Gobierno ha seguido permitiendo la celebración de bodas católicas y en los ayuntamientos, y aquí ha habido de todo. En el plano religioso, ha imperado la suspensión. Es lo que comentaba el vicario general de la Diócesis de Canarias, Hipólito Cabrera. “La inmensa mayoría de las bodas conllevan celebración y en estas condiciones no se puede llevar a cabo”.
En las corporaciones locales, algunas como la de Santa Cruz de Tenerife han suspendido directamente las ceremonias. En Las Palmas de Gran Canaria y Telde, se ha dejado a criterio de los novios. Así, se han producido algún que otro casamiento. Eso sí, a ‘puerta cerrada’.
En Santa Cruz de Tenerife se cancelaron 15 matrimonios previstos entre el 20 de marzo y el 15 de mayo. Tres más que estaban fijados hasta julio se han retrasado. El número de aplazamientos aumenta cada día.
En un periodo similar, en La Laguna el volumen de expedientes paralizados ha sido de 14, mientras que en Telde son 13 los expedientes. Eso sí, durante el estado de alarma en la ciudad de las faycanes se han dado el ‘si quiero’ dos parejas. Por último, en Las Palmas de Gran Canaria los enlaces que se han dejado para mejor ocasión son ya 32.
Los rostros de los afectados
Rebeca Nave y Alexander Rivas, ambos de 27 años, se iban a casar en el Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife el 8 de mayo. El virus les ha hecho retrasar sus planes hasta octubre. En su caso, por cuestiones de disponibilidad, la celebración iba a tener lugar antes de la firma, en abril.
Tenían también previsto otro acto íntimo en una ermita de la isla, en Las Vegas, sacerdote incluido. Pero llegó la pandemia y mandó parar. “Teníamos la finca ya reservada, con fianza de 500 euros, las fotos de la preboda hechas, el traje del novio comprado y su despedida de soltero celebrada, mi tía estaba empezado a hacer el mío… y apareció esto”, comenta Rebeca sin perder el ánimo.
El Ayuntamiento les dio nueva fecha, el 2 de octubre -hay lista de espera- y con el lugar de celebración han logrado postergar la fiesta hasta el 17 de abril de 2021. Cuenta Rebeca que ella es la que peor lo ha llevado por haber estado organizando muchas cosas, “pero ya llevamos diez años y queremos dar este paso tan importante”. No piensan rendirse por mucho Covid-19.
De ceremoniales entiende mucho Andrés Álvarez Viñoly, uno de los bedeles más veteranos de Telde. Sus cifras asustan: “Llevo 36 años en el consistorio y calculo que habré trabajado en un millar de bodas”.
Lo suyo es gusto y vocación. “Me gusta ayudar al ciudadano y una boda es muy bonito. Es muy difícil no emocionarse”, dice tras repetir, a modo de mantra, qué es lo que hace un conserje en un acto así. “Abrir puertas, acondicionar salón de plenos, comprobar megafonía, preparar mesa del concejal y de firmas, poner atril, flores, el expediente de la boda, la música, subir primeros a las invitados, recibir al novio en el coche, luego ir a por la novia…” No parecía tanto.
Guarda Viñoly muchas anécdotas. “Desde poner rock hasta ser el que arranca con los aplausos, ejercer de fotógrafo, remendar un traje de novia a última hora, hacer de padrino o ver cómo hay gente que lleva fotos de sus familiares fallecidos para que no se pierdan el enlace. Ahora todo está parado”, resume no sin dejar de recordar que en un acto así también se movilizan a otros funcionarios que no son tan visibles, como la Policía -“para cortar momentáneamente el tráfico”- o el personal de limpieza porque en Telde es tradición realizar dos o tres enlaces seguidos y todos merecen su momento de lluvia de arroz.
En Las Palmas de Gran Canaria hablamos con Carla Campoamor, concejala de Juventud, 30 años y un buen historial de enlaces desde que debutó en el Consistorio en verano. “Llevo más de diez y el último enlace fue distinto: sólo estábamos los necesarios”, concreta.
El Ayuntamiento suele utilizar el Salón Dorado de las Casas Consistoriales para oficiar bodas, como la que protagonizaron Fernando y Margarita hace días.
La más llamativa que ha presidido fue de una pareja, en septiembre, que acudió al himeneo con zapatillas de deporte. “Ellos y sus invitados”, rememora entre risas.
Por último, desde el Registro Civil de Las Palmas de Gran Canaria, su magistrada titular advierte de que el papeleo para poder casarse se inicia en el ámbito judicial. “Cuando vienen los interesados ya en la solicitud indican el lugar dónde quieren unirse: Registro Civil, Ayuntamiento o ante notario”, explica. La documentación tarda unos tres meses, de media, en estar lista.
En su caso, la media de bodas oscila entre 10 y 12 a la semana. La pandemia ha traído un parón, pero la idea es reanudar las citas siguiendo un orden de antigüedad. No descartan recurrir a la cita previa para atender a los futuros matrimonios, y tampoco desdeñan la opción de que se celebren enlaces más de un día a la semana y por la tarde. Sólo aquí calculan que han tenido que paralizar del orden de 45 matrimonios al mes.
Si la desescalada continúa, los vítores alegrarán los salones de pleno antes de verano.
Victorio Pérez presenta en directo un formato divulgativo centrado en la mirada al territorio y sus habitantes a través desde la meteorología, la ciencia, el medio ambiente y el patrimonio. Todo ello con especial atención al sector primario de las islas y al mundo rural y nuestros pueblos.