Según un estudio, el 90% de los profesores señalan la ansiedad como el principal problema de salud mental del alumnado, donde las redes sociales juegan un papel clave
La ansiedad y el estrés de los alumnos es ya el principal reto del sistema educativo. Nueve de cada diez profesores señalan a las redes sociales como el elemento que las dispara, según el informe ‘El estado de la salud mental en el aula 2025’ que ha elaborado Fundación MAPFRE y Siena Educación.
Este estudio ofrece una radiografía detallada de la percepción del cuerpo docente en España sobre el bienestar emocional del alumnado y las propias condiciones de la labor educativa.
Redes sociales, estrés, convivencia familiar son algunos de los factores con los que convive la comunidad educativa. En este sentido, la ansiedad destaca de forma contundente como el principal problema en las aulas, siendo señalada entre los tres problemas de salud mental más frecuentes por el 90% del profesorado.
Las redes sociales, clave en la autopercepción de los menores
El estudio arroja un consenso casi unánime sobre el impacto de las plataformas digitales: el 97,9% de los profesores considera que las redes sociales afectan negativamente al bienestar emocional del alumnado. El principal efecto negativo percibido es que generan inseguridad y baja autoestima (72,5%).
Los contenidos que tienen mayor impacto en su salud mental son los estándares de belleza irreales (33,2%) y el contenido violento o agresivo (27,3%). Además, el 74% del profesorado opina que el uso de estas plataformas disminuye la capacidad del alumnado para manejar sus emociones.
La influencia del entorno familiar
Asimismo, el profesorado cree que los factores más influyentes para el bienestar mental del alumnado son los problemas o conflictos familiares (60,6%) y la influencia de las redes sociales (57,1%), situándolos por delante de la presión académica.
Si nos centramos en el entorno familiar, los docentes señalan factores decisivos, los estilos parentales muy permisivos o muy autoritarios (85,9%), seguidos por la separación o divorcio reciente de los padres (76,6%). La percepción sobre la respuesta de las familias es crítica, ya que más de la mitad de los docentes considera que solo en el 53,2% de los casos identifican y atienden adecuadamente los problemas de salud mental de sus hijos.
El desgate emocional del profesorado
Aunque la mayoría del profesorado valora su propia salud mental como buena (49,3%) o muy buena (12,5%), el informe revela un desgaste emocional en el ejercicio de la docencia. Los signos más señalados de agotamiento mental son el estrés (31,2%), la falta de motivación (24,5%) y la irritabilidad (21,1%).
Las respuestas aportadas inciden en que el malestar docente no se debe únicamente a la interacción con el alumnado, sino también a las condiciones laborales y al contexto social. La sobrecarga de trabajo, la burocracia y el agotamiento físico son citados como principales fuentes de desgaste que acaban teniendo un impacto directo en el aula, ya que la mitad de los docentes (50,8%) percibe que esta carga emocional reduce significativamente su capacidad para identificar problemas de salud mental en sus estudiantes.
Al estado mental del profesorado se une la capacidad de los centros para atender la salud mental de los alumnos. En este sentido, los docentes identifican dos obstáculos para abordar el bienestar emocional en el aula: la falta de tiempo (79,8%) y la falta de formación (60,3%). De hecho, un 30,6% del profesorado no se siente capacitado para identificar problemas de salud mental en el alumnado.


