Los activos rusos serían como garantía de las reparaciones que supuestamente Rusia tendrá que pagar tras el fin de la guerra
El ministro británico de Asuntos Exteriores británico, David Cameron, ha planteado la posibilidad de prestar a Ucrania los activos rusos congelados en Reino Unido como garantía de las reparaciones que supuestamente Rusia se verá obligada a pagar en un principio tras el fin de la guerra.
«Existe la oportunidad de usar algo parecido un préstamo o un bono que utilice los activos rusos congelados como garantía para dar ese dinero a los ucranianos sabiendo que lo recuperaremos cuando Rusia pague las reparaciones«, ha dicho Cameron en una reunión de gabinete, según ha recogido el diario británico ‘The Guardian’.
Cameron ha señalado que si bien el objetivo es contar con el mayor consenso posible entre los socios de la Unión Europea y el G7, apuesta por que Reino Unido avance en esta idea a pesar de que no existiera unanimidad en estos foros.
De acuerdo con este plan, Rusia recibiría de vuelta estos activos una vez haya hecho el pago de las reparaciones que se presupone deberá abonar una vez finalice el conflicto, siempre y cuando Ucrania gane la guerra.
100.000 millones de euros
Se estima que Ucrania necesita unos 100.000 millones de euros al año para seguir haciendo frente a Rusia, así como otros 50.000 millones de euros anuales para la reconstrucción. Se estima que los beneficios extraordinarios anuales de los activos rusos en bancos occidentales ascienden a 4.000 millones de dólares.
A medida que Ucrania retrocede y la ayuda militar y económica de Estados Unidos sigue congelada en el Congreso, aumentan también los partidarios de incautar los 282.000 millones de dólares (260.000 millones de euros) de activos rusos que han sido congelados por las sanciones desde el inicio de la invasión.
Una medida que los aliados europeos dudan no solo por sus repercusiones legales, sino también por el impacto en la estabilidad financiera que pudiera tener llegar hasta tal extremo, teniendo en cuenta que más de dos tercios de esos activos congelados se encuentran en Europa, la mayoría de ellos en Bélgica.