Una fábrica de La Isleta elaboró miles de ejemplares de Solneli, unas muñecas andantes que se vendían en los muelles a los turistas
Érase una vez una muñeca con ADN canario, isletera, con su gracia y belleza, que traspasó fronteras. Se llamaba Solneli y tuvo su origen en una fábrica del barrio de La Isleta, en Gran Canaria, allá por 1957.
Se fabricaron miles, únicas, de cartón y escayola, y daban trabajo a miles de vecinas. María Medina, que trabajó en la fábrica de Solneli, le cosía los trajes y los colgaba por docenas.
Las Solneli causaron furor en su época con un sistema patentado que triunfaba entre los oriundos con dinero, pero también entre los cambulloneros. El investigador Instituto Canario Estudios Antropológicos, Jorge Pulido, afirma que «se vendía fundamentalmente en los muelles a los extranjeros, porque era la salida natural en aquella época».
Las había de tres tamaños, y dieron cuerda y trabajo para rato. Un engranaje les permitía andar y mover la cabeza. Además, el maestro y coleccionista de muñecas, José Luis Montesdeoca, apunta que «traía un mecanismo con el que decían «mamá»».
Aquella fábrica, de tres plantas, estuvo en La Isleta hasta 1964, y, años después, acabó en Almatriche.
Con el tiempo, el plástico sustituyó al cartón, y la Solneli terminó por desaparecer. Aunque hoy, en 2023, José Luis conserva un ejemplar que adquirió por 150 euros en Valencia. Jubiladas por nuevos modelos que siguen conservando su encanto y su magia, la Solneli es, sin duda, una obra de arte del barrio de La Isleta.