Poema de Tomás Morales «Por el primer centrado de un escultor de imágenes I»

Poema de Tomás Morales «Por el primer centrado de un escultor de imágenes» en la voz de Ylenia Delgado. Grabado en la Plaza Grande de Santa María de Guía, Gran Canaria.

RTVC realiza un especial dedicado a Tomás Morales por la conmemoración del centenario de la muerte del poeta.

Poema de Tomás Morales «Por el primer centrado de un escultor de imágenes I»

El poema de Tomás Morales «Por el primer centrado de un escultor de imágenes I» se encuentra incluido en el libro segundo de «Las Rosas de Hércules«. Está dirigido a Josef Luxán Pérez.

Poema de Tomás Morales «Por el primer centrado de un escultor de imágenes I»

¡Ciudad de nuestra cuna!

¡Mi ciudad insular!

¿Por qué vistes de fiesta?

¿Por qué ese inusitado murmullo popular?

¿Por qué están hoy de gala tus corazones todos,

y pasa por tus calles una brisa cordial?

Hoy cumple una centuria,

un siglo cuentan ya,

que se fué de nosotros un prestigio evidente,

una virtud sin tacha y una vida ejemplar,

que ostentaba por norma la fe de sus mayores,

y por mejor diamante de su alma, la humildad.

Y la ciudad que guarda la fecha memorable.

hace presente al pueblo la deuda secular,

y festeja al ausente por la voz de sus hijos,

por la acción de sus hombres de buena voluntad;

y ante el clamor unánime se enciende el entusiasmo

tocado de un solemne fulgor de eternidad…

En el taller modesto, lleno de apariciones,

lleno de encarnaciones de la Divinidad,

el escultor se entrega dulcemente al trabajo.

Sus fervorosas manos, plenas de unción genial,

van tallando un madero, que, al ser cortado, llena 

la estancia de un mirifico olor de santidad.

La inspiración desciende de la altura en un rayo

de sol y su cabeza nimba de claridad,

mientras el alma ausente, transportada, sonríe

flotando en un lejano paraje espiritual…

Y ve el imaginero

que en una teoría de azul diafanidad,

bajo un supersticioso rumor de muchedumbres,

marchan en una lenta ruta procesional

las polícromas tallas que con amor labrara

su corazón de niño, todo idealidad.

Y las lágrimas fluyen de sus ojos serenos;

el taller se ha llenado de una luz celestial,

y resuenan campanas de iglesias, repicando

como en la dulce fiesta de la Natividad…

Y sus ingenuas vírgenes, y sus ángeles rubios, 

y su Cristo enclavado, y su Pedro y su Juan, d

ejan tras sí un sendero florido y luminoso:

el sendero de rosas de su inmortalidad…

¡El sueño milagroso del estatuario obscuro,

al cabo de cien años se hizo realidad!

¡ Y tu , Ciudad Atlántica,

lírica y comercial!

Por tu patricio empeño,

por este rasgo lleno de seria dignidad,

por el cívico gesto renovador y limpio,

y este amor centenario, respetada serás.

Serás magnificada, pues tu prestigio guarda

para el Bueno el estímulo de una posteridad,

porque avara conservas la sacra levadura

del recuerdo, que es gracia; porque sabes juntar

los fundamentos prácticos con los espirituales,

y el cálculo económico con el vuelo ideal;

porque sabes ser rica, porque sabes ser justa:

¡porque guardas el culto de tus muertos, Ciudad!

Más poemas de Tomás Morales:

Noticias Relacionadas

Otras Noticias