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27 abril 2024 10:45 am

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Poema de Tomás Morales «El lino de los sueños de Alonso Quesada»

Poema de Tomás Morales «El lino de los sueños de Alonso Quesada» en la voz de Ginés Cedrés. Grabado en la Casa del Vino de Gran Canaria, en Santa Brígida.

RTVC realiza un especial dedicado a Tomás Morales por la conmemoración del centenario de la muerte del poeta.

Poema de Tomás Morales «El lino de los sueños de Alonso Quesada»

Poema de Tomás Morales «El lino de los sueños de Alonso Quesada»

Hermano Rafael: Desde tu mente

cálida de esa luz del mediodía,

tu canto llega a mí sonoramente,

en un desbordamiento de armonía.

Viene de lejos, trae la hermosura

de mis cielos magníficos y claros,

y el rumor de ese mar que, azul, murmura

los salmos que a mi espíritu son caros…

Poeta apacentado en las maestras

lecciones de las brisas y las olas,

con un hondo querer de cosas nuestras

y líricas vejeces españolas.

De ingenio agudo y señoril gracejo;

de romántico hablar, en donde brilla

y suena —brillo y ritmo de oro viejo—

esta adorable lengua de Castilla…

Trompa de plata, música armoniosa

que las traíllas métricas engalga;

ingenua voz leal, voz amorosa,

voz infantil, sentimental e hidalga…

iOh dolorida voz, la voz amada!

Cuando, nutrida de alta fortaleza,

con una mansa humillación honrada,

habló de la orfandad y la pobreza.

Y en la familia el pensamiento fijo,

cuerda mostróles el camino llano,

y en ti encontraron natural cobijo:

amigo y preceptor, padre y hermano.

Que al ver su ruta de inquietudes llena,

puro caudal de fuente generosa,

abrióse tu alma a la Piedad, serena,

como se abre en un búcaro una rosa…

Luego, el dolor más fuerte: despiadada,

la tortolita del futuro nido,

te dio a beber la copa acibarada

donde escanciaron Desamor y Olvido.

Mas, para alivio tuyo, quedó entero

—millonario desdén y bolsa escasa—

el gesto despectivo y altanero

que no aplastó la ruina de tu casa…

Más tarde, la oficina. ¡Cuántas veces

tropezó tu mirada en rebeldía

con la mirada gris de esos ingleses,

llenos de mercantil filosofía!

Y aquella exaltación de tus maneras

que recabaron locos ideales,

se abatió pesarosa en las hileras,

sin emoción, de libros comerciales.

Pediste esfuerzo al pensamiento esquivo,

y dócil la razón a tu demanda,

de la resignación te dio el motivo

para ganar el pan como Dios manda…

Y al par que en los guarismos cotidianos,

pensaste en las estéticas doctrinas:

así tienen tus versos castellanos,

sonoridad de libras esterlinas…

¿Y tu ejemplar pereza? Torcedura

que este sol africano fundamenta;

aunque tema tu réplica segura,

quiero que salga a general afrenta.

De flores tu interior pulcro vestiste,

y en una eterna espiritual sonata,

al pasivo ensoñar adormeciste

la voluntad, a la labor ingrata.

Como esa vida fueron tus canciones:

desidia mora y arrogancia hispana,

con lujos de proyectos e ilusiones

y aquel fiarlo todo en el mañana.

Y aquel todo dejar para otro día,

derrochando en orgías tu tesoro,

y olvidando la gran sabiduría

del britano decir: «El tiempo es oro».

Presente ten, que el matinal reflejo

en cerrazón las vagas horas mudan.

(No tomes mis palabras por consejo,

que ni mi edad ni mi saber lo escudan).

Pero te digo: El Tiempo abre su mano,

y laborar debemos a la aurora,

que en la temprana siembra tiene el grano

una mayor virtud germinadora.

Y el tiempo nos azuza: toda huella

de ayer, debemos rebasar mañana:

cuando se llega a la soñada estrella

hay que partir hacia otra más lejana…

Hoy el agua del nuevo regadío 

corre por tus sembrados satisfecha, 

y dice ya tu campo en labrantío

lo que será la próxima cosecha:

cosecha de tu amor, donde revienta

la ópima fuerza del solar latino:

fecundidad de sol y de tormenta,

de carne, de dolor, de sangre y vino…

Ya el aromado fruto de tu empeño

cobra en su madurez plena sazón: 

sobre la tierra fértil del ensueño

la simiente inmortal: el corazón…

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