Poema de Tomás Morales «Serenata»

Poema de Tomás Morales «Serenata» en la voz de Yeray Rodríguez. Grabado en la Plaza Grande en Santa María de Guía, Gran Canaria. Con el acompañamiento musical del guitarrista Javier Infante.

RTVC realiza un especial dedicado a Tomás Morales por la conmemoración del centenario de la muerte del poeta.

Poema de Tomás Morales «Serenata»

El poema de Tomás Morales «Serenata» se encuentra incluido en el libro primero de «Las Rosas de Hércules«.

Poema de Tomás Morales «Serenata»

Un cantar enamorado

vibra en la alegre floresta;

el parque en luna bañado

está, esta noche de fiesta.

Fiesta de orgullo y quimera

que se celebra en honor

de ser esta la primera

noche de la Primavera,

tan buena para el amor…

Ya los pajes han servido

el vino, ya los bufones

su carcajada han reido;

ya lleno de insinuaciones

está el boscaje florido …

Por las sendas asombradas

de plátanos y laureles

se oyen perdidos rumores:

parejas enamoradas

de doncellas y donceles

van diciendo sus amores.

Y a lo lejos, en la umbría

misteriosa del jardín;

la dulce melancolía

de un amable bandolín

dice una galantería:

– Tiene el Conde tres doncellas

rubias como el sol de mayo,

sus pupilas son estrellas

mensajeras de fortuna;

sus pupilas son un rayo

tembloroso de la luna…

Ojos claros, ojos claros, ojos claros;

blanca tez…

La una es rubia, la otra es rubia, la otra es rubia…

¡Oh, qué rubias son las tres!

Calla la voz; a distancia

responde otra dulce voz,

envuelta entre la fragancia

de los jazmines en flor:

-Las doncellas

son las bellas

azucenas del jardín:

y son ellas

las estrellas

que una noche en que la luna se moría 

se asomaron a la vida, sonrientes,

evocadas por las notas transparentes

de un violín…

De las quiméricas glosas

callan los dejos sutiles

y se pierden, vagarosas,

las parejas juveniles…

Solo se escuchan perdidos

rumores en las desiertas

sendas al amor abiertas;

tras los macizos floridos,

algunas risas despiertas

y algunos besos dormidos.

Luego, la voz, a lo lejos,

repite su languidez:

-La una es rubia, la otra es rubia, la otra es rubia…

¡Oh, qué rubias son las tres!

Y el eco leve, sonoro,

lejano, del bandolín: 

-Las doncellas

son las bellas azucenas del jardín…

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