Poema de Tomás Morales «Elegía de las ciudades bombardeadas»

Poema de Tomás Morales «Elegía de las ciudades bombardeadas» en la voz de Mari Carmen Sánchez con el acompañamiento de la música del guitarrista Javier Infante. Grabado en la Cueva Pintada, en Gáldar, Gran Canaria. 

RTVC realiza un especial dedicado a Tomás Morales con motivo de la conmemoración del centenario de la muerte del poeta.

Poema de Tomás Morales «Elegía de las ciudades bombardeadas» en la voz de Mari Carmen Sánchez

Este poema de Tomás Morales «Elegía de las ciudades bombardeadas» estaba dedicado a Tomás Gómez Bosch, amigo íntimo del poeta grancanario, fotógrafo y pintor.

En este trabajo Tomás Morales refleja el horror que supone la Primera Guerra Mundial para el poeta. Lo hace través de imágenes y palabras que aparecieron en la época en la prensa.

El poema «Elegía de las ciudades bombardeadas» se encuentra incluido en el «Libro II de Las Rosas de Hércules«.

Poema de Tomás Morales «Elegía de las ciudades bombardeadas»

Gravita en torno al espectral paisaje

una inverniza claridad muriente:

bajo la lenta majestad del orto

surge el fracaso.

Son las ciudades de la guerra, heridas

en un terrible y militar encono;

torvas siluetas fantasmales trazan

sobre la niebla.

¡Villas del Norte, hasta el ayer ruidosas,

ebrias del oro de sus claros vinos!

Hoy sólo otorgan el prestigio augusto

de lo pasado.

Mas no hay pasado en sus bastiones rígidos 

ni en sus sillares la labor aquella

-tan femenil- con que las buenas Horas bordan las ruinas…

Más generoso que el cañón, el Tiempo, 

y más artista, en el legado antiguo

colgó el misterio, e hizo en las junturas

crecer la hierba…

Ahora, en el tedio polvoroso hundidas,

sus inquietantes equilibrios aguardan;

acribilladas, humeantes, vivas

de horror moderno:

las altas casas, vecinal albergue, 

-rotos los muros, los tabiques rotos- 

en el dolor, ennegrecidas muestran

sus interiores.

Los dulces muebles familiares, aptos

para el diario menester pacífico,

humildemente, su miseria asoman

por los escombros.

¡Ansias secretas del hogar violadas!

¡Minas de amor o de piedad deshechas!

¡Todo un ensueño peculiar quebrado

súbitamente!

Hablan las ruinas: «-La fatal Discordia

»de hermano a hermano concitó las iras.

»Sobre esta bruta pesadilla enorme

»pasó la Guerra.

»¡Huíd, nacidos! La sevicia humana

»muestra sus dientes al botín espléndido.

»Los negros potros del terror relinchan

»encabritados.

»Asid las crines que el espanto eriza 

»y hacia otras zonas cabalgad ligeros.

»Donde no asista la señal del hombre

»plantad la tienda…»

Callan… Y al pronto, la explosión temida

su claudicante trabazón remueve:

tras la voluble polvareda mírase

todo cambiado.

Y el bardo aleja con temor los ojos

del lamentable panorama y llora, 

¡villas del norte de la dulce Francia!,

vuestra elegía…

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