Las abejas están en peligro de extinción. En Canarias, la población se ha reducido a la mitad y el sector de la apicultura demanda su protección
Las abejas contribuyen a la producción del 75% de los alimentos que consumimos. Las producciones frutales y vegetales dependen de los polinizadores, y la abeja es el gran polinizador por excelencia. Sin embargo, está en peligo de extinción. Por eso, COAG pide que declaren a la apicultura como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad.
El sector ha presentado 110.000 firmas ante el Ministerio de Cultura para conseguirlo. Dicen que la apicultura es un oficio milenario imprescindible para nuestros ecosistemas naturales y agrarios. Por el contrario, arrastra durante los últimos años una situación límite. «Se necesita un apoyo institucional urgente para evitar el abandono masivo de la actividad«. Así se lo han trasladado a la Jefa del Área de Convenciones UNESCO del Ministerio de Cultura.
En Canarias, la abeja negra pertenece al 37% de la población europea de polinizadores que se encuentran en declive. Están amenazadas por la utilización de plaguicidas, el cambio climático, o la producción agrícola en monocultivos. En el archipiélago, la población de abejas se ha reducido principalmente por la sequía.
Según apunta el presidente de APITEN, Pablo Pestano, «en 2012 había unas 20.000 colmenas en Tenerife. Ahora estamos en torno a 11.000 y vamos en caída«.
A esto hay que sumar el fraude de las mieles, «que se venden como de Canarias cuando no lo son», dice Pestano.