El próximo miércoles 7 de mayo, 133 cardenales se reunirán en la Capilla Sixtina para iniciar el cónclave y la elección del nuevo papa que sustituirá a Francisco
El próximo miércoles 7 de mayo, 133 cardenales menores de 80 años se reunirán en la Capilla Sixtina para iniciar el cónclave que elegirá al sucesor del papa Francisco, fallecido el pasado 21 de abril. Este proceso, regido por la constitución apostólica Universi Dominici Gregis, exige una mayoría de dos tercios para proclamar al nuevo pontífice.
Entre los principales candidatos destacan figuras que representan distintas corrientes dentro de la Iglesia. El cardenal italiano Pietro Parolin, actual secretario de Estado del Vaticano, se considera un moderado con amplia experiencia diplomática. Otro nombre relevante es Matteo Zuppi, arzobispo de Bolonia, conocido por su compromiso con la justicia social y su cercanía al estilo pastoral de Francisco.
Desde Asia, el filipino Luis Antonio Tagle, pro-prefecto del Dicasterio para la Evangelización, es visto como el «Francisco asiático» por su enfoque inclusivo y sensibilidad social. En el ala conservadora, el húngaro Péter Erdő y el estadounidense Raymond Leo Burke son mencionados como posibles opciones para quienes buscan un retorno a posturas más tradicionales.
El cónclave se desarrolla en un contexto de tensiones internas, con divisiones entre cardenales progresistas y conservadores. Además, la participación del cardenal Giovanni Angelo Becciu generó controversia debido a su condena por malversación de fondos, aunque finalmente anunció que no participará en la elección.
Se espera que el cónclave dure entre dos y tres días, con votaciones diarias hasta alcanzar el consenso necesario. La elección del nuevo papa definirá el rumbo de la Iglesia Católica en los próximos años, en un momento clave para su futuro.

La votación
En el cónclave para elegir un nuevo papa, los cardenales se reúnen en la Capilla Sixtina bajo estrictas medidas de secreto. La votación, secreta, se realiza en papeletas escritas a mano. Cada cardenal deposita su voto en una urna, pronunciando un juramento. Para ser elegido, un candidato debe obtener una mayoría de dos tercios.
Tras cada ronda, los votos se queman; el humo blanco indica una elección exitosa, y el negro, una votación sin resultado. Se realizan hasta cuatro votaciones diarias hasta alcanzar un consenso. Este proceso garantiza reflexión, oración y deliberación en la elección del pontífice.

La Capilla Sixtina tiene ya sobre su techo la chimenea que indicará el momento en el que ya haya nuevo papa.
Después de cada votación, el humo negro indicará al exterior que no ha habido acuerdo mientras que la fumata blanca, que se consigue añadiendo una sustancia química, anunciará que se ha elegido a un nuevo papa.